Los ancestros del género Homo surgirían en un planeta con 4570 millones de años de antigüedad. Un breve destello en la inmensidad de los tiempos del que apenas sabemos quienes fueron sus protagonistas. Hasta hace no demasiado tiempo estuvo en pugna cual fue la cuna de la humanidad, aquel continente que viera erguirse a los primerosHomo.
Afortunadamente hoy sabemos que ese lugar fue África. Precisamente de allí es el primer fósil humano, hallado en Hadar, Etiopía, con una antigüedad estimada en unos 2,5 millones de años. Tiempo que nos pudiera parecer muy extenso, como si lleváramos aquí toda una eternidad. Corría por entonces la Era geológica delCuaternario, cuyos primeros miles de años son denominados como Pleistoceno, los tiempos en los que la humanidad diera sus primeros pasos.
Los Australopitecus y los Paranthropus (5-2 m.a.)
Anteriores a esos primeros humanos, a esas primitivas especies del género Homo, ya se erguieron bípedos otros dos géneros, el de los Australopitecus (castellanizado australopitecos) y el de los Paranthropus (parántropos en nuestro idioma), hoy extintos. De ello hace entre 4 y 5 millones de años, un periodo insignificante en la historia del planeta. Es entonces cuando dentro de nuestra familia biológica de homínidos (Hominidae) se produce un cisma. Nuestro género y el de los actuales chimpancés toman caminos separados. Nuestros ancestros abandonarán las copas de los árboles, lo cual supondrá su expansión o su extinción.
Los Homo habilis y rudolfensis (2 – 1,5 m.a.)
Morfológicamente los Australopitecus no fueron muy distintos de las primeras especies humanas, Homo habilisy Homo rudolfensis, salvo porque estos dos últimos tenían un cerebro sustancialmente mayor, siendo capaces de construir y reutilizar sus primeras herramientas líticas. La frontera de nuestra humanidad es, por tanto, muy sutil, pero es claro que se sitúa dentro del mundo de los primates.
El papel de los Australopitecus en nuestra evolución no está claro y su descubrimiento en 1925 fue asignado a una especie intermedia entre simios y humanos. Lo que si ha quedado patente es que la historia de la vida en la Tierra ha estado jalonada de las cicatrices que han ido dejando los sucesivos cambios climáticos que han acontecido.
Será precisamente hace unos 2,5 millones de años cuando tras un enfriamiento del planeta aparecieran los hielos que hoy conocemos en el Ártico. Esto provocará una bajada de temperaturas y un descenso en la pluviosidad que transformarán buena parte de los bosques africanos en amplias superficies más áridas y con menos árboles, es decir, en la Sabana que hoy conocemos. Es de esperar que eso supusiera una crisis para aquellos homínidos muy vinculados a la vida en los árboles.
Estos cambios climáticos estarán regidos por los numerosos periodos glaciares que ha vivido nuestro planeta durante el Cuaternario. Hablaremos de ellos más adelante, cuando por nuestro relato pasen un **grupo de homínidos que descuartizaron un elefante en lo que hoy es Arganda del Rey.
El Homo ergaster (1,8-1 m.a.) y Homo erectus (1,8 m.a. – 300.000 a)
El primer Homo que abandonará África será el Homo erectus a través de la península arábiga, probablemente persiguiendo migraciones de los animales que cazaba.
Llegará a Asia hace 1,5 millones de años. Posteriormente entrará en Europa, hace alrededor de 1 millón de años y evolucionará aislado en cada continente de forma independiente, lo cual supondrá de facto la división de nuestro género en diversas especies con marcadas diferencias morfológicas y adaptativas. El Homo erectus propiamente dicho será el asiático, mientras que la denominación para la línea evolutiva africana será Homo ergaster.
En Europa nuestro genero quedará representado por el H. heidelbergensis y el H. neanderthalensis, de los que hablaremos en breve.
El Homo antecessor (900.000 a – ?)
El linaje humano europeo dio un vuelco con los sucesivos descubrimientos que los yacimientos burgaleses deAtapuerca nos mostraban. Allí se descubrieron pequeños trozos de hueso de la cabeza de un homínido que no correspondían a ninguna especie conocida y que databan de hace unos 800.000 años. Los científicos españoles han deducido que serían los directos descendientes de los H. ergaster africanos que migraron a Europa. Lo llamarían Homo antecesor.
La suposición de los investigadores es que el H. ergaster evolucionó en África hacia el antecesor, para que fuera realmente éste último el que migrara a Europa y se convirtiera en el primer habitante del continente y, por lo tanto, también de la península Ibérica. En Ceprano, Italia se ha descubierto un trozo de un neurocráneo que pudiera corresponder a esta tipología, pero los restos de este Homo son demasiado escasos como para llegar ya a conclusiones rotundas.
El Homo heidelbergensis (600.000 – 250.000 a)
Lo que parece demostrado es que el linaje humano continuó su evolución europea de manera aislada, dando origen al Homo heidelbergensis, que habitó Europa hace 500.000 años.
Será también el de Atapuerca el yacimiento más importante del mundo de esta especie humana, no sólo por la cantidad de restos encontrados sino también por su calidad. Destaca el cráneo completo de «Miguelón«, un heidelbergensis que pasó a la historia de la humanidad justo cuando Induráin ganaba su Tour de Francia. De ahí el curioso bautizo que recibiera de los arqueólogos.
Los fósiles de homínidos no suelen tener nombre propio, salvo cuando son excepcionales. Como el de «Lucy», la Australopitecus que cambiaría nuestra prehistoria pocos años después de que los Beatles compusieran «Lucy in the sky with diamonds«.
El de «Miguelón» es un cráneo excepcional por lo que es y por lo que nos dice. Y nos dice que sufrió una terrible infección en una muela que muy probablemente lo mató. Pero también nos cuenta que este individuo debió sobrevivir sin comer por sus propios medios durante al menos dos años, lo que implica un grado de socialización desconocido hasta entonces para estas especies.
El Homo neanderthalensis (230.000 – 30.000 a)
Tras el heidelbergensis, y en lo que se pensaba era una evolución morfológica evidente, le sucede en línea directa el Homo neanderthalensis, el hombre de neandertal, un europeo que existió hace 200.000 años.
Hasta hace muy poco tiempo pensábamos que heidelbergensis y neandertal estaban unidos por línea directa. La reciente secuenciación del ADN de éste último ha sorprendido al mundo científico: aunque hay enormes semejanzas, el heidelbergensis estaría más emparentado con otro Homo encontrado en Denísova, Siberia.
En el capítulo de esta serie de prehistoria titulado **»Los neandertales, la extinción del último europeo» profundizaremos más en esta especie del género humano. Tanto ellos como sus supuestos ancestros pasarán por los yacimientos madrileños en torno a los ríos Manzanares y Jarama.
El Homo sapiens (250.000 a – presente)
Mientras todo esto sucedía, los ancestros de nuestra especie, la del Homo sapiens, continúan su evolución independiente en el corazón del continente africano. Otro Homo, el Homo rhodesiensis, con grandes similitudes morfológicas con los humanos actuales, existió en África desde hace 650.000 años, y evolucionará progresivamente hacia los primeros Homo sapiens. Nuestra especie aparecerá por primera vez allí hace 250.000 años.
El Homo sapiens abandonará el continente Africano siguiendo los pasos del H. ergaster africano más de un millón de años atrás y llegará a Europa hace solamente 40.000 años. Allí encontrará a los neandertales, otros humanos de aspecto muy distinto debido a un mutuo aislamiento evolutivo de miles de años. Convivieron durante 10.000 y hace 30.000 los neandertales, perfectamente adaptados al clima europeo, los más fuertes y mejores cazadores de nuestra prehistoria, desaparecen sin que todavía tengamos una explicación convincente para ello. Volveremos sobre ellos cuando nos asomemos a los yacimientos que nos dejaron a orillas de Jarama y Manzanares.
El simbolismo del Homo sapiens ¿Clave de su supervivencia?
Tras 2 millones de años de evolución del género Homo, la única especie viva será la nuestra, la del Homo sapiens, un homínido con un peculiar comportamiento que todo lo simboliza, descontextualizándolo para hacerlo manipulable en el interior de su mente. Ese simbolismo nos llevó primero a preconcebir técnicas complejas en la talla del sílex, pintar en nuestras cuevas, tener un lenguaje, llevar adornos o enterrar a nuestros muertos ritualmente. Sería sólo el primer paso para otros encaminados a comprender la realidad a través de las matemáticas, la ciencia o las ideologías, por poner sólo algunos ejemplos.
Ignoramos en gran medida si el resto de especies Homo tuvieron los principios de ese comportamiento simbólico, porque el simbolismo deja muy pocos rastros fósiles. Sabemos queheidelbergensis y neandertales presentaban un comportamiento simbólico, pero dudamos que tuvieran la misma capacidad física para el habla que tiene el sapiens, algo fundamental en los albores de nuestro simbolismo.
En cualquier caso y a modo de resumen, un aspecto parece claro. Los primeros humanos, bípedos y capaces de construir herramientas, nacen en África (H habilis). Tras salir del continente evolucionan separadamente en Asia (H. erectus), Europa (H. neanderthalensis) y África (H. sapiens). Es éste último el que vuelve a salir de la cuna de sus orígenes, colonizando los otros dos continentes, tras lo que se produce la extinción de las otras especies humanas.