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Por tierras del Sur de Arganda (Introducción)

Arganda, Bois d’Oliviers, 1809. Mapa del Ejército Francés.

Tras diversas singladuras y andanzas por estas tierras del sur madrileño, queremos en esta ocasión acercarnos a los linderos del sur de Arganda del Rey con Morata de Tajuña, donde persiste la Raya medieval que se trazó por voluntad del rey Alfonso VIII, a fin de conciliar un conflicto territorial entre dos ciudades castellanas en pleno auge por aquel entonces: Segovia y Alcalá.

Ambas ciudades, cabeceras de un vasto territorio, ganado a costa del apoyo otorgado a los monarcas castellano-leoneses en sus largas campañas guerreras.

Pero antes, queremos hacer una breve recensión sobre el origen del nombre de Arganda del Rey, ya que tras un largo debate de muchos años no se han alcanzado aún resultados concluyentes que señalen un punto y final a esta cuestión.

Hoy queremos aportar nuestro granito de arena.

Citaremos primeramente las diversas teorías sobre el tema, que hace unos años recopilaba un artículo de ABC, de esta manera:

1/ Según unos, Arganda tiene un origen prerromano, y hay que remontarse a los textos de Ptolomeo, donde cita una ciudad llamada «Alternia«, que podría identificarse con Arganda.

2/ Según otros, una familia del Bajo Guadalquivir se instaló en estas tierras, y puso tal nombre a la ciudad fundada de nueva planta, emulando el nombre del mítico rey de Tartessos, Argantonio, que citan las fuentes clásicas griegas.

3/ Ramón Menéndez Pidal, insigne historiador, expone que la etimología de Arganda es celta, y que la forman dos términos: «Ar», extrema, alejada; y «Ganda», dura, pétrea, alta. Resumidamente: Tierra extrema, dura y alta.

4/ El filólogo Vicente García de Diego, aduce que la palabra  «Argant«, plata, podría ser su origen, ya que pudieron existir minas de plata en este término, explotadas en la Antigüedad.

5/ Abraham Ortelius, cartógrafo y geógrafo flamenco al servicio de Felipe II, identificaba Arganda con la «Uriaganda» celtibérica, que significaría: Terreno de aguas.

Ara votiva romana: «Lucio Julio Rufino dedica este altar a las Ninfas Varcilenianas».
(hallada en Valtierra)

6/ Otros estudiosos del tema buscan solución en la época romana y en el nombre de alguna de las villas que se alzaban por el lugar, festoneando la Vía Antonina. La fusión de dos étimos latinos, «Área», área, y «Canda», blanca, podría haber dado lugar a «Ar-canda«; según esta versión.

7/ Diversos autores ilustrados salmantinos y alcalaínos (S.XVIII), encontraron la explicación en Argos, gigante de la mitología griega, hijo de Agenor y Gea; quizás debido a los hallazgos de epígrafes romanos en aras votivas y diversas lápidas, diseminados por la zona.

8/ Los árabes mentaban como Ar-Khanda a este lugar, supuestamente por adaptación a un vocablo anterior, romano o tardorromano.

9/ Recientemente, Emilio Nieto Ballester vuelve a incidir en su Diccionario de topónimos (1997), en antecedentes prerromanos, pero indoeuropeos: Raíz «Arg», claro, blanco; seguida de desinencia «anda», como ocurre en otras poblaciones, Aranda, Miranda, etc.

Al margen de este debate, hay que añadir, que cuando el rey Felipe II sacó a Arganda del Señorío del Arzobispado de Toledo (1581), previo pago de 10.000 ducados, otorgándole condición de Villa de Realengo, pasó a denominarse «Arganda del Rey».

Arco árabe de herradura. Ermita del despoblado de Valtierra. Término municipal de Arganda.

Puede observarse que todas estas teorías se van lanzando de modo acorde con los modelos culturales que impone cada momento histórico. Cada una de ellas responde a unos intereses específicos del momento que se vive, exaltando, por ejemplo, los «orígenes nobles del lugar», «búsqueda de antecedentes en el mundo clásico», relaciones con Grecia y Roma, etc. Desde época renacentista, todos los autores trataron de encontrar respuesta en el mundo antiguo clásico a estas cuestiones, y por supuesto, obviaron todo aquello que tuviera que ver con el pasado musulmán, en un momento en que Turquía suponía una seria amenaza para Europa.

Pero el estudio de la Historia y de sus ciencias auxiliares ha progresado de manera exponencial en nuestro tiempo, y sobre todo gracias a la Arqueología; dando en la actualidad respuestas mucho más serias o científicas a todo esto.

Y en tal contexto, queremos exponer también nuestra teoría, desde la perspectiva actual:

Hace unos años (1999-2000) cuando el arqueólogo Alfonso Vigil-Escalera, excavaba un poblado altomedieval (siglo VIII) en torno a la Casa de Gózquez, como medida de urgencia ante la inminente construcción del Parque de la Warner, apreció en el yacimiento un salto cultural importante entre lo que denominó con gran acierto: de lo postvisigodo a lo paleoislámico.

Una página oscura de nuestra Historia escasamente documentada, la Alta Edad Media, quedaba expuesta a la luz tras esa campaña arqueológica, y explicaba la presencia en estas tierras de otra cultura diferente, proveniente de tierras norteafricanas, de lengua amaziga o bereber, suma de dialectos de ese área, hoy reconocidos oficialmente junto a la lengua árabe.

Una cultura que se impuso en el lugar sobre otra, también venida de tierras lejanas centroeuropeas, como fue la visigoda.

Paso a paso, dató cronológicamente el desarrollo del poblado, desde su nacimiento hasta su destrucción y traslado a un nuevo lugar (siglo IX), en el sitio que hoy llamamos Gózquez de Abajo, que antes se llamó Sant Steuan (Santisteban) por la parroquia segoviana de donde provenían los repobladores cristianos que ocuparon el poblado bereber, ya en el siglo XI.

Cada día está más claro, que el origen de muchísimos topónimos de las tierras que nos rodean tuvieron su origen en el cruce de lenguas de aquel momento histórico. Y que de los dialectos bereberes, sumados a la interpretación que de esa lengua hacían los mozárabes -también repobladores de estos lugares-, surgían nuevos términos para designar muchos de los elementos físicos de aquel entorno.

La población bereber trajo consigo una cultura, que entre otras cosas incorporaba al agro, el cultivo de la oliva.

Argán (Argania spinosa). Fuente Wikipedia.

Hoy en día, crece una planta autóctona en la región sudoccidental magrebí, límite sahariano de Marruecos, ya mentada en la Edad Media por geógrafos e historiadores, como Al-Bakri (1004-1094) o Al-Idrisi (1100-1165), de origen andalusí, denominada Argania spinosa, una especie de olivo salvaje (acebuche espinoso).

Consiste en un árbol resistente, que llega a vivir entre 150 y 200 años, y crece en clima seco y altitudes no superiores a 800 metros.

Despoblado de Valtierra. Cerámica doméstica musulmana decorada con trazos ocres.

Las tribus nómadas de Al-Maghreb lo denominan en su lengua como Argán, Arján o Arqán, en cualquiera de estas formas; y el uso que hacen del mismo es puramente artesanal y neolítico.

No existen instalaciones industriales.

Con los primeros calores de junio, se recolectan sus frutos.

Cabras alimentándose sobre un argán. Fuente Wikipedia.

Unas veces, las cabras, debido a la escasez de pastos, trepan por sus ramas y engullen ramaje y frutos simultáneamente.

Luego, de noche en el aprisco, tras rumiar lo ingerido escupen los huesos, de cáscara dura como almendras y del tamaño de las bellotas.

Este subproducto lo recoge el pastor, así, de un modo cómodo, sin tener que subirse al árbol. Mujeres y niños, pacientemente, luego, irán rompiendo una a una estas cáscaras, sacando las semillas. Se tuestan y se prensan en frío. Resulta por último un aceite de buenas propiedades y usos varios.

Fruto del argán. Fuente Wikipedia.

Otras veces, los frutos caídos bajo el árbol se recogen y dejan secar; pelándolos para sacar el hueso.

Actualmente, con ellos se producen dos tipos de aceite: Aceite natural, a partir del prensado directo de los frutos, y aceite «bereber», a partir del prensado de las semillas tostadas.

Aunque hoy, esta variedad de olivo, sólo se encuentra arraigado en el Sureste peninsular (Alicante y Murcia), estas especies fueron introducidas en época de dominación árabe.

Aún así, vemos que en la región de Arganda, el cultivo olivarero ha persistido debido a las características de la altitud y composición de estas tierras. Cultivo ya milenario, que llevaron tras de sí los asentamientos por estos pagos, de aquellas tribus norteafricanas.

Y de ahí arrancó su nombre; según nuestra teoría. De las tierras donde arraigó la «Argania Espinosa», evolucionada en el vocablo de los repobladores; porque Arganda fue en algún momento: «Tierra del argán».

Otras localidades marroquíes, como Argane, Argán y Arganwual, conservan igualmente aquellas reminiscencias, en el mundo actual.

Plano de la villa de Arganda, 1860.

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