Ricardo Codorníu Starico (1846-1923): El Apóstol del Árbol
Ricardo Codorníu nació en la ciudad de Cartagena en el año 1846, falleciendo en 1923 en la ciudad de Murcia.
Era hijo de Joaquín Codorníu Nieto (1821-1876), casado en 1843 con Carmen Stárico Ruiz (nac.1812), hija de Miguel Andrés Stárico Pescetto (1783-1866) cuya actividad política y comercial hemos tratado en la primera parte de este artículo.
Joaquín, procedía de una familia catalana originaria de Esparraguera, secularmente dedicada a la viticultura. Se cita un documento de 1551 a este respecto, a nombre de Jaume Codorníu, de unas bodegas más tarde ligadas a la familia Raventós (1659), que dos siglos más tarde iniciará la producción de cava, hasta el momento actual.
El bisabuelo de Ricardo, Manuel Codorníu Vidal era médico militar, fallecido en 1811 defendiendo Tarragona durante el asalto del mariscal Suchet. Su abuelo, Manuel Codorníu Ferreras, también médico militar, desarrolló una dilatada carrera en la Política y en la Medicina. Puede consultarse su larga trayectoria en páginas de la Real Academia de la Historia y algunas otras más.
Fundó periódicos, escribió varios tratados médicos, fue senador por Tarragona, diputado por Castellón, académico de la Facultad de Ciencias Naturales madrileña, director general de Sanidad Militar, además de combatir en varias guerras, tratar epidemias de fiebre amarilla, tifus y cólera, y sobretodo evadir la represión absolutista desatada sobre masones y liberales como él, que al final le deparó caer en cierta postura de ambigüedad.
Su hijo Antonio desarrolló una carrera muy similar al padre, también en la Sanidad Militar, recibiendo un alto grado de reconocimiento por parte de la Real Academia de Medicina y otras instituciones de igual prestigio, recogido en diversos archivos y publicaciones.
Por el contrario, su otro hijo Joaquín, siguió otra trayectoria en la vida civil, ingresando en la Agencia de Aduanas de Cartagena donde conocería a Carmen, su futura esposa, con la que juntos tendrían un hijo y una hija, Ricardo y Mª Dolores.
Ella se casaría con José Llovera y Cubells, Ingeniero Jefe de Obras Públicas de Murcia, de gran nombradía en la región.
Él estaba llamado a desarrollar una labor muy personal y avanzada para la época…
De la vida de Ricardo existen diversas biografías además de numerosas publicaciones y tratados sobre sus trabajos forestales, por la gran popularidad alcanzada.
Nos lo presentan como gran entusiasta de los árboles y las aves, desde la infancia, lo que le condujo a realizar estudios de ingeniería en la Escuela de Montes de Villaviciosa de Odón y a culminarlos en San Lorenzo del Escorial en 1871, año en que contrajo matrimonio con Mercedes Bosch Bienert, formando una familia compuesta de ocho hijos. Ella procedía de una familia adinerada de banqueros y consignatarios de buques de Cartagena.
Ricardo, bondadoso, altruista, amante de la naturaleza, ocupó diversos cargos de responsabilidad hidrográfica y forestal en el Ministerio de Fomento. Se le considera pionero del Ecologismo español.
Destacan entre sus actuaciones la conservación de la Pinada de Guardamar, que iba siendo anegada por las dunas, así como la repoblación de la Sierra de Espuña que pasó de ser erial a convertirse en un vergel. Diversos monumentos dedicados a su memoria rememoran su figura, como el existente en el parque del Retiro madrileño, esculpido por Ignacio Pinazo en 1926.
En reconocimiento a su labor profesional, además de publicar diversos tratados y revistas a lo largo de su vida, recibió diversas condecoraciones, y como colofón o nota curiosa, cabe comentar el notable influjo que como abuelo-materno ejerció sobre el espíritu inventor de su nieto, Juan de la Cierva Codorníu, inventor del autogiro, al que proporcionó las primeras nociones sobre el vuelo de las aves y su aplicación en la aeronáutica.
Las Casas de Murcia
Casas de Murcia es un conjunto de casas de labor del término de Vallecas, situado al Norte del caserío histórico de Perales del Rio, en la ribera izquierda del río Manzanares, que antaño se llamaron Casas del Canal por pertenecer a los empleados de la 7ª Esclusa.
En este punto se cruza el Camino de Vallecas a Perales con el Camino de Vinateros o Aceiteros, que viene desde Madrid por la ribera a pie de los cerros.
El topónimo viene dado por el apellido de su dueño, Antonio Murcia García (1822-1862), rico propietario que además de ocupar cargos públicos de Teniente de Alcalde de Madrid y Diputado a Cortes, aprovechando la desamortización de Mendizábal, adquirió al igual que su padre, Juan Murcia Martínez, varias fincas rústicas entre los términos municipales de Vallecas (Finca de Murcia) y Vaciamadrid (Finca de Casa Eulogio).
En la historia de Vallecas, coordinada por Matilde Fernández Montes (2001), se señala que las desamortizaciones en estas tierras se llevaron a cabo entre los años 1837-1866 y que la totalidad de las fincas de este término estaban en manos muertas.
El procedimiento tras la expropiación era de tasación del valor de la finca y su salida a subasta, pudiendo los adjudicatarios hacer el pago con bonos de Deuda Pública en un principio; hasta que Mendizábal, viendo que con ello salía perdiendo el Estado, fue imponiendo paulatinamente el pago en metálico.
Cuando entra en vigor la ley de Mendizábal (1837), las desamortizaciones se aplican a los bienes del clero regular, saliendo a la venta las fincas vallecanas de las comunidades religiosas de Dominicas de Loeches, Monjas de Caballero de Gracia, Monjas de la Magdalena, Convento de Santa Clara, Monjas de Santa Catalina de Siena, Religiosas de los Ángeles y Religiosas de la Concepción Jerónima.
Las órdenes citadas eran propietarias del mayor número de fincas del lugar, y fueron adjudicadas mediante subasta pública a José Cardenal, Simón del Villar, Joaquín Quintana y Juan Murcia Martínez, padre de Antonio, que destaca entre los principales compradores de estas tierras de labor y algunas otras más en demarcaciones aledañas.
En 1856 se subastan otras tierras del clero secular, pertenecientes a la iglesia de Vallecas, parroquia de Santa Cruz, parroquia de San Sebastián y Curato de Villaverde.
Cuando comienza el siglo XX la posesión de tierras de Vallecas está en manos de un escaso número de grandes propietarios ó de sus descendientes, que la prensa local recoge: Duquesa de Sevillano, Luis Bruguera, M. Alonso Martínez, Marqués de Valmediano, Marqués de Canillejas y Antonio Murcia. (Semanario La Voz de Vallecas nº57, 1 de octubre de 1899).
A la muerte de Antonio Murcia, todas las propiedades pasan a su viuda, Teresa Rebagliato Sorzano (1829-1882), y así figura en la cédula catastral del 4 de agosto de 1863 recogida en el blog Puente de Vallecas, correspondiente a la Finca 3846, de 462Ha; constando además a su nombre, en datos del Catastro, la Finca 3605, de 167Ha, y otras varias, que suman 25,8Ha.
Enviudada a la temprana edad de 33 años, se casó de segundas nupcias con el empresario José Moreno Leante (1838-1890), diputado por Orihuela tras la Restauración borbónica (Pronunciamiento Gral. Martínez Campos, 1874), poseedor de viñedos en Orihuela, tierras en Santomera y Aranjuez, y acciones de la Compañía de Tranvías a Vapor Lorca-Murcia, de la que fue vicepresidente. Elegido diputado por el Partido Conservador en tres ocasiones, fue también nombrado senador por la provincia de Alicante.
Las Casas de Murcia presentan en la actualidad un estado ruinoso pues fueron abandonadas definitivamente en 2001, a raíz de la construcción del By-pass ferroviario de Alta Velocidad y de la Autovía de Circunvalación M-50, casi un lustro después.
Con estas actuaciones fueron destruidos algunos restos significativos de las obras de fortificación republicanas de la Defensa de Madrid en aquel punto.
Obras que se extienden a lo largo de toda la ribera izquierda del Manzanares desde Vallecas hasta Vaciamadrid, continuando, cruzada la A-3, hasta El Piul y La Poveda, donde se inicia el dispositivo defensivo de la 2ª Línea del frente del Jarama, que llega hasta el Vértice Valdesemorial y Cabeza Morata.
El arqueólogo Jorge Morín de Pablos excavó con tal motivo, como procedimiento de urgencia, lo que denominó Puesto de Mando, en el entorno de Casas de Murcia, al tiempo que excavaban el poblado carpetano del Cerro de la Gavia (1998-2000).
Justo en el pequeño cerro que actúa de estribo del tablero de la Autovía M-50 que cruza el valle, existía una trinchera circular que comunicaba unos nidos de ametralladora subterráneos, perfectamente conservados, intercomunicados entre sí, con sus aspilleras abocadas hacia el Cerro de los Ángeles.
Cuando los visitamos, en 1998, encontramos las paredes cubiertas de grafitos de los soldados que ocuparon estas posiciones, entre noviembre del 36 y marzo del 39. Escritos a lápiz ó incisos en el yeso, se repartían desordenadamente por los paramentos indicando nombres sueltos o de las respectivas unidades militares. Podemos citar algunos:
El Comité Comunista; 152 Brigada; 3er.Batallón; Carabineros; Ametralladoras; Fco.Laínez; B.Carrión; Muera el Falangismo (junto a una hoz y un martillo).
Pero el más llamativo de todos, por su largo y sentido contenido, escrito con lápiz negro en cursiva y letra redondilla, era el siguiente:
Españoles: Aunque la dictadura de Franco dure siglos, la clase trabajadora debe seguir adelante por su bienestar. Ni República. Ni Comunismo. Ni Falangismo. Muera la Política, que es el engaño de los trabajadores y el comercio de los ricos. Viva el 1º de Mayo de 1936.
Supusimos que su autor pudo ser un soldado anarquista, que al final de la guerra, en los días del golpe del Coronel Casado, mostraba así su malestar y desesperanza. La mención del 1º de Mayo de 1936, era una alusión directa al congreso nacional de la CNT celebrado en Zaragoza por esas fechas, cuando la amenaza de un golpe militar ya flotaba en el ambiente, manifestándose por todos la urgente necesidad de unidad de acción con UGT para afrontarlo.
Este sector lo ocupaban fuerzas del II y III Cuerpo de Ejército, pues aquí se encontraba la divisoria, que era el límite de Sector de la 4DIV. Entre otras unidades, en marzo de 1937, la 7BM (18DIV) ocupaba el lugar, con sus batallones Tarraco y Águilas de la Libertad. Un plano de la época recoge un P.C. (planning cell) del 25Bon (7BM), y otro P.C. del 3Bon (1BM). En la llanura a espaldas del poblado de la Gavia se situaba el observatorio de la 152BM, formada por Carabineros, al igual que la 8BM, que también cubrió el sector. Las brigadas mixtas 41BM y 67BM también estuvieron en la zona, según otras fuentes.
En los barranquillos y vaguadas que se abren a retaguardia de Casas de Murcia se encuentra una extensa área campamental saturada de excavaciones de vivaques y refugios subterráneos donde las unidades de reserva descansaban.
Hemos citado el golpe del Coronel Casado que precipitó el final de la guerra, y hemos de recordar que se desató al tiempo una purga entre los mandos militares de filiación comunista, que fueron encarcelados cuando no fusilados en el acto, a pesar de haber sido compañeros de armas durante toda la contienda.
Concretamente, en este sector, el Cmdte.Carabineros Antonio de la Cueva Fuentes a cargo de la 152BM y el Capt.Carabineros Domingo Pérez Rubio jefe de E.M. de la misma unidad, fueron destituidos y encarcelados por los casadistas.
Muchos de estos detenidos acabaron directamente entregados al General Franco, como recordaba Juana Doña, dirigente histórica comunista, en su libro “Querido Eugenio” escrito en homenaje a su marido, Eugenio Mesón, líder de las JSU, que fue encarcelado en similares circunstancias por las fuerzas casadistas y fusilado con 25 años en el cementerio del Este, en 1941. A ella le conmutaron la pena de muerte por 30 años de prisión, gracias a la mediación de Eva Perón.
En el año 2001, recorriendo este lugar, comprobamos que un acceso a los nidos subterráneos y parte de la galería habían sido cegados, con las tierras extraídas de la excavación del pozo de cimentación de un poste metálico de Línea Eléctrica de Media Tensión recién instalado.
Poco tiempo después, la ejecución del Proyecto de construcción de la Autovía M-50, hizo desaparecer por completo parte del cerro, con los restos de la galería y los nidos comentados (2008), según hemos podido comprobar en una reciente visita.
La finca de Casa Eulogio
La Casa de Eulogio es una casa de labor que se ubica en el término de Rivas-Vaciamadrid, frente al Centro de Protección Civil, según se cruza el río Manzanares por un puente construido por los dueños de la finca.
La encontramos representada en un mapa francés de 1809 a escala 1:100.000, aunque desplazada de su lugar actual, sobre el sitio de La Aldehuela.
En mapa de 1853 a escala 1:200.000 aparece en el lugar actual figurando además otras referencias cercanas como Casa de Salvador y Casa de la Rabanera.
En la 1ª Edición del mapa peninsular del IGN a escala 1:50.000 de fecha 1877 se representa la Casa de Eulogio y la Casa de Román, referentes históricos en mapas sucesivos de amplia resonancia en las órdenes de operaciones de la guerra civil.
En cartografía de la postguerra aparecen representadas la Casa del Tío Alejo y la Casa del Tío Rufo, otros dos aparceros de esta finca, además del Chalet de Doña Adela Murcia construido con anterioridad a 1925 (Casa Nueva de Doña Adela, era uno de los topónimos).
Tenemos una referencia directa de este lugar redactado por el cura de Vaciamadrid en 1786 para las Descripciones encargadas por el Cardenal Lorenzana; lo describe a un cuarto de legua del pueblo de Vaciamadrid como casa de labor con oratorio, con gran producción de granos, semillas y vino. Frente a la casa hay una alameda con álamos blancos y negros, verdegüeza (sic) y mimbre.
Años antes, en 1758, aparecía en el Diario de Madrid anunciada para la venta una hacienda llamada Eulogio, de 142 fanegas de tierra, con viña, casa-bodega, cueva con tinajas, cuatro cubas, viga de lagar, oratorio, etc. Daban razón en Librería de Cienfuegos, Carrera de San Jerónimo.
No tuvo mucho éxito este primer intento pues el mismo diario volvía a publicar en tres ocasiones, entre 1804 y 1805 (en el apartado de Ventas Judiciales), que el Consejo de S.M. sacaba a pública subasta una hacienda de labor titulada de Eulogio y Congosto para pago de acreedores, con 150 fanegas de vega, viñedo, arboleda, era de emparvar, ocho mulos, un caballo, tres bueyes, dieciséis marranos grandes y diez chicos, gansos, gallinas, conejos caseros, aperos, carruaje, dos casas Vallecas calle San Roque, casa de la Rabaneda, casa de Eulogio, oratorio, altar con adorno y pila bautismal.
El Ayuntamiento de Madrid intentó inclusive arrendarlo por períodos de 6 años. Pero en 1814 continuaba anunciada la oferta en las Casas Consistoriales sin ningún resultado.
El mismo Diario de Madrid, con fecha 4 de febrero de 1817, vuelve a hacer público que el Intendente Delegado de Rentas de la Provincia convoca a los acreedores de la testamentaría del Duque de Frías, insertando la siguiente relación de edificios y bienes localizados en Vaciamadrid: Casa. Soto Erial de Reales Postas. Casa. Casa de Campo. Casa de Eulogio. Era empedrada. Casa Rabaneda. Pajar y pesebrera. Casa con pajar. Era empedrada. Tapiales empedrados.
No hay más noticias sobre el resultado de estas gestiones y si llegó a segregarse alguno de los bienes de esta hacienda.
Según el cronista local, Agustín Sánchez Millán (2002), veinticuatro años más tarde, el día 28 de marzo de 1841, Juan Murcia Martínez (1790-1852) adquirió a los hermanos Jáuregui una hacienda denominada Casa Eulogio que fue aumentando con la compra de majuelos y tierras anexas de las monjas de Santa Clara y del Conde de Altamira.
Consultado el Archivo Hco. de Protocolos, consta así mismo que en 1848 el mismo personaje compró otras parcelas aledañas al Marqués de Montealegre y terrenos de la Laguna, Cuelgamures, Dehesillas Altas y Bajas y Canto de la Sopeña.
Los deslindes de Vaciamadrid con San Martín de la Vega de 1870 señalan como propietarios de los terrenos meridionales del término de Vaciamadrid, entre Getafe y Arganda, a Manuel de Rojas (Conde de Montarco), a los herederos de Antonio Murcia García y a Miguel Roselló, constatando que la Isla de los Sotillos pertenece a la familia Murcia, en tanto que la Casa de Pajares pertenece a Miguel Roselló.
La familia Murcia explotará las fincas indirectamente, mediante arrendamientos. Los buenos pastos atraen a ganaderos para la cría de reses bravas, tales como Ildefonso López ó Mariano García de Lora, desde 1947. Los frailes de la Trapa de Val San José, asentados en la Aldehuela (1889-1927), les arrendaron en su última etapa, antes de marchar a Carcastillo (Navarra), algunas tierras para explotación de viñedos. El negocio de extracción de áridos como material para la construcción también encontró aquí su lugar y desde los años 50 se arrendaron varias parcelas para la extracción de arena. Los hallazgos de los areneros de Rojas, Arcaraz, Arriaga, Navarro, aparecen citados en numerosos trabajos sobre el Paleolítico madrileño en las terrazas fluviales del Manzanares.
El Arenero de Arcaraz, también llamado de Rojas, se encuentra junto al camino de La Aldehuela, en el límite de Getafe con Rivas-Vaciamadrid. A continuación topamos con el Arenero de Arriaga o Salmedina, ya en Rivas-Vaciamadrid. Le sigue el Arenero de Navarro, y algo más alejado, pasado el Barranco del Tío Rufo, el Arenero de Casa Eulogio. Todos estuvieron activos en los años ochenta. Aún podemos observar los enormes carcavones artificiales que produjeron. Inmaculada Rus era la codirectora de las excavaciones llevadas a cabo en esos años en el Arenero de Arriaga, para detección de restos fósiles, e igualmente, Mercedes Gamazo Barrueco, trabajó en el lugar, publicando en 1985 un estudio de industrias líticas de los cuatro areneros ( Anuario de Estudios de Prehistoria y Arqueología Madrileñas).
En esta zona, en el límite donde confluyen los tres municipios, se encuentra el Vado de la Viana, aprovechado históricamente para cruzar el río Manzanares viniendo desde Vallecas por el Camino del Congosto, para ascender pasadas Casas de Salmedina hasta Alvende, aldea segoviana en la otra vertiente, conectando además con el Camino de Valde Çepos (Valdesapos) para salir al Jarama por La Boyeriza.
Bastantes siglos de Historia andan compendiados sobre los cerros del Monte del Fraile que podrían reconstruirse a través del estudio de estos viejos caminos.
Vemos que en 1848, el Canto de la Sopeña, hoy conocido como El Pronunciado ó Espolón de Vaciamadrid, fue también adquirido por Juan Murcia. Desde antiguo ha sido hito geográfico visual, conocido antaño como Peña del Toro (1818), y en época bajomedieval (s.XIII) como el Berrocal.
Genéricamente recibía este nombre toda peña aislada de composición granítica. Leyendo la toponimia del deslinde del Alfoz de Alcalá de Henares ordenado por Alfonso VIII, y ejecutado entre 1209-1214, encontramos que la linde viene desde la Atalayuela por la Cabeça de Liebre hasta el Berrocal, que da en el Xarama, y sube río arriba hasta el hondón de la dehesa de Torrebermeja.
Su estratégica posición dio lugar a la ocupación desde el primer momento de la ofensiva nacionalista del Jarama, y la subsiguiente instalación del Centro de Resistencia Nº VIII-Vaciamadrid, acabada la batalla y hasta el final de la guerra.
Sin olvidar que en el espolón se alzó un poblado carpetano en el Hierro-II (-V a -II a.C.), con continuidad de poblamiento hasta época tardorromana y posterior por la numismática encontrada.
El cruce de los ríos fue problemático desde siempre. Se vadeaba en el estiaje o se instalaban barcas, tanto en el Jarama como en el Manzanares.
Si bien la construcción del Real Canal del Manzanares complicó las comunicaciones entre los dos márgenes del valle fluvial, pronto se resolvieron mediante la construcción de tres puentes en época fernandina: Puente del Congosto (1821), Puente de Cambroneras (1826) y Puente de los Migueles (1829). Y no menos importante para mejora de accesos a la zona fue la construcción del puente sobre el Arroyo Culebro en La Aldehuela, empresa acometida en 1747 por los frailes del Monasterio del Escorial, administradores del Real Sitio de Gózquez. Obra proyectada por el Padre fray Antonio de San José, ejecutada entre mayo y octubre de ese año, que requirió de obras de reparación de daños en 1756, por la avenida de agua sobrevenida en esas fechas.
Otro acontecimiento lo supuso la construcción del tren azucarero de La Poveda, cuando hubo que reemplazar la importación de caña de azúcar tras la pérdida de las posesiones de Ultramar (1898) por la producción local remolachera del valle del Jarama. El cruce del trazado ferroviario sobre el río Jarama, que culminaba en la estación de Ciempozuelos, se solventó mediante la construcción del Puente del Pindoque, entre la Casa de Pajares y la Casa de Gózquez de Abajo, famoso por los acontecimientos bélicos del 11 de febrero de 1937, donde pereció al completo la 2ª Compañía del Batallón franco-belga André Marty pasados a cuchillo de madrugada por fuerzas indígenas del Comandante Molero en ataque sorpresa.
El nombre oficial del puente era Puente de Gózquez y fue construido en 1910, según sistema Ribera, método diseñado por el ingeniero José Eugenio Ribera Dutaste (1864-1936), profesor y director de la Escuela de Caminos, e investigador del hormigón armado aplicado a la ingeniería civil. Este puente, formado de tableros de hormigón cubriendo 11 tramos de 14 metros de luz apoyados sobre 10 pilas, fue inaugurado con la presencia de Alfonso XIII. La dirección de obra corrió a cargo de Guillermo Quintanilla. Restaurado con elementos metálicos añadidos, por los daños causados por su semivoladura en el curso del ataque comentado, estuvo en funcionamiento hasta el año 1972 que cesó la actividad ferroviaria. En la actualidad sólo conserva en pie algunas de sus pilas y parte de los estribos originales, pues las vigas metálicas de celosía que cubrían los tramos volados han sido retiradas por chatarreros.
Peor suerte había corrido años antes otro puente clave de este área: el Puente Colgado de Arganda, sistema Seguin (diseño del ingeniero francés Jules Seguin, 1796-1868), que en 1843 sustituyó a la Barca y fue arrastrado por una avenida el 1º de diciembre de 1858. Reconstruido por el ingeniero Eugenio Barrón, volvió a hundirse durante la prueba de carga debido a los daños de una pieza de fundición reutilizada, lo que aconsejó su total reconstrucción. En 1905 sería sustituido por el épico Puente de Arganda, sin servicio en la actualidad, construido con vigas de celosía, de la llamada “Arquitectura del hierro”.
Y no fue éste el único desastre acaecido en la zona. El Puente de San Martín de la Vega, obra de vigas pretensadas de hormigón armado montadas sobre pilares de piedra, inaugurado el 15 de octubre de 1935, que también había sufrido los daños de la guerra durante la jornada del 12 de febrero de 1937, sufrió la embestida de las aguas del Jarama con desplome de la viga central. Ocurrió durante las inundaciones de marzo de 1947, continuando en desuso hasta la actualidad.
A la vista de todos estos acontecimientos, vamos a hablar del Puente de Casa Eulogio, que también como veremos, tuvo sus percances.
Cotejando cartografía de la zona, observamos que fechado en 1925 aparece representado por vez primera un puente, alineado con los ejes del Puente de Cambroneras y del Camino del Onceno, alzado en el río Manzanares sobre lo que fue el Vado de los Carneros, que justificaba la ubicación de la Casa de Eulogio.
Vemos también representadas por estas mismas fechas (1925) unas construcciones arriba del camino rotuladas como Casa Nueva de Doña Adela ó Chalet de Doña Adela, indistintamente.
El Sr. César, conocedor como nadie de los secretos de todas estas fincas, nos habló alguna vez de ella. Se trataba de Doña Adela Murcia Fernández de Lugo, nacida en los albores del siglo pasado y fallecida en 1984, que hizo su vida repartiendo largas estancias entre Madrid y la Quinta de Don Juan, su abuelo, en Santomera. Los cronistas del lugar nos ofrecen un retrato de “la señorita Adelita”, -como allí se la conoce-; y nos hablan de su generosidad, de la labor social desempeñada en Santomera, de su profunda religiosidad, y de cómo gracias a estas virtudes acabó ganándose el afecto y consideración de todo el pueblo.
Volviendo al Puente de Casa Eulogio, sabemos que su construcción corrió a cargo de Doña Adela para uso exclusivo de la finca, y que estaba construido con el llamado Sistema Pratt, consistente en una superestructura de celosía con vigas de acero e infraestructura de vigas cruzadas a modo de tablero sobre las que se asentaban dos bandas estrechas de chapa con la anchura justa para permitir la circulación de un vehículo. Así nos lo contaba en enero de 2013, D. Claudio Hdez-Ros, sobrino de Dña. Adela, relacionándolo con el cruce de los carros rusos T-26b, de 9.200 Kg de peso, por este lugar, durante la batalla del Jarama.
Mijail Koltsov (1898-1942), enviado especial de Pravda, relata en su “Diario de la Guerra Española”, que el día 17 de febrero de 1937 una unidad de tanques ha cruzado con gran habilidad el río a primeras horas de la mañana, con el fin de apoyar el ataque de infantería previsto al poblado de La Marañosa.
Noticia que nos transmite también Juan Modesto, jefe del Sector y director del ataque, en su libro “Soy del Quinto Regimiento”, e igualmente, Peter Kemp, voluntario inglés del campo contrario, que desde posiciones hacia Levante de los cerros de Vuelo sin Motor, sobre el Camino Viejo de San Martín, advierte la llegada desde Casa Eulogio de seis carros blindados, que retroceden tras perder dos de ellos por fuego de cañón, en un infructuoso ataque sin ninguna coordinación con la infantería, que ya había sido diezmada tras varios intentos de asalto a pecho descubierto esa mañana.
Este puente que resistió el cruce de los blindados, no soportó sin embargo el paso de un camión cargado de arena unos años después, pues según noticia aparecida en varios diarios de la época, un camión de 8Tm procedente del arenero de Casa Eulogio cayó al vacío arrastrando el puente consigo, falleciendo el conductor en el acto. (El Correo de Zamora, 20 de diciembre de 1963).
A consecuencia del accidente hay una Resolución de fecha 20.11.1972, del Ministerio de Obras Públicas, Comisaría de Aguas del Tajo, que autoriza a Dña. Adelaida Murcia Fernández la reconstrucción del puente para uso exclusivo de la finca. (B.O. Provincia Madrid nº 24, año 1973).(B.O.E. nº 2, año 1973). Proyecto del Ing.Caminos Joaquín Castro Bermejo. Presupuesto 525.200 ptas. 12 meses plazo máx. duración obras.
Durante la guerra, las cumbres del Pronunciado estuvieron ocupadas por el ejército nacionalista que instaló allí el Centro de Resistencia Nº VIII-Vaciamadrid con sus islotes de resistencia correspondientes. Las tropas republicanas construyeron igualmente sus fortificaciones en torno a las líneas de las fuerzas contrarias, por lo que los pontoneros tuvieron que habilitar en este sector al menos tres pasarelas para intercomunicar las dos orillas del río y poder dar paso al avituallamiento y tropas.
De las pasarelas y pontones que se construyeron por esta zona no quedan restos, a excepción, aparentemente, de una en Perales del Río, pendiente de datación.
En la cornisa del Espolón existen unas picas clavadas en el terreno que sujetaban una tirolina ideada para subir cargas pesadas desde la base. También existe una escalera tallada en la roca en el extremo norte, complementada con tramos de mampostería, que podría tener origen medieval y haber sido reutilizada durante la guerra.
En la falda del Espolón, en el inicio del camino que conduce hacia la Presa del Rey, en torno al Barranco del Corral, encontramos los refugios y excavaciones del campamento republicano de la Línea de Reservas. Algunas edificaciones militares fueron inclusive reutilizadas en la postguerra, pues el pueblo de Vaciamadrid había sido completamente destruido, y pasaron unos años hasta que se creó el nuevo núcleo urbano en torno a la iglesia y oficinas municipales actuales.
Dadas las especiales características de esta zona tan crucial y cargada de valores paisajísticos, que además de reserva natural de fauna y flora comprende una gran diversidad de yacimientos arqueológicos, creemos que sería lugar idóneo para la programación de actividades socio-culturales y educativas canalizadas a través de un centro de interpretación a crear in situ.
Colección familia Murcia 1832-1892
En el Archivo Regional de la Comunidad de Madrid se conserva un lote de documentos aportando datos sobre el negocio mercantil de Arrendamiento del Derecho de Puertas, gestionado por dos miembros de esta familia, Juan Murcia Martínez y Antonio Murcia García, padre e hijo, respectivamente.
Estos documentos ingresaron en el Archivo Regional el 13 de noviembre de 2014 según la ficha archivística elaborada con la descripción del estado de los documentos, su contenido y las condiciones de uso y conservación de los mismos.
Vemos en la misma, que Juan Murcia Martínez (1790-1852), natural de Bigastro (Alicante), población limítrofe con Orihuela, casado con María Josefa García, y residente en Madrid, tenía una empresa junto a la Puerta de San Vicente para la distribución de productos levantinos a los mercados, cuarteles e instituciones de la Villa.
Tras la compra del Parador de la Puerta de Hierro, donde se hallaba una aduana que fiscalizaba la entrada de productos procedentes de Castilla, arrendó en principio el cobro de la Tasa de entrada durante los años 1831-1833; lo que se denominaba recaudación del “derecho de romana” y del “derecho consular”.
Ambos procedimientos constituían el llamado “Derecho de Puertas”, arbitrios de la Real Hacienda cobrados en los portazgos para gravar la entrada de productos agrícolas, industriales y ganaderos. El arrendatario, tras la puja del cargo en pública subasta y el abono de la cantidad fijada por el ente estatal, asalariaba a un grupo de empleados, formando su propia Compañía, para hacer efectiva la recaudación en las puertas de acceso a la ciudad. La diferencia entre la cantidad abonada para el arriendo y la recaudación real de los portazgos, constituía la ganancia empresarial.
El derecho de romana era un arbitrio municipal, aplicado en los mataderos a las cabezas de ganado, que se terminó ampliando a otras mercancías, recaudándolo en las aduanas de las puertas de las ciudades. Recordemos que las murallas medievales fueron sustituidas, a la par del crecimiento urbano, por las cercas fiscales con sus puertas correspondientes.
El derecho consular se reglamenta en 1827, creando el Consulado del Comercio, encargado de dos arbitrios llamados derechos de consulado: El uno por mil de toda letra de cambio, y la Cuota subsidiaria de comercio a los negociantes transeúntes o de paso.
Los documentos de esta Colección son fundamentalmente de contabilidad, con las anotaciones de listado de cargamentos, peso y destino de los mismos, que los empleados hacían en las puertas asignadas: Puerta de Atocha, Puerta de Alcalá, Puerta de la Vega, Puerta de Segovia, Puerta de Toledo, Puerta de San Fernando (llamada luego Puerta de Bilbao, 1837) y Portillo de San Bernardino. En los fielatos, nombre popular de las casetas de cobro, se declaraban todas las mercancías aunque fueran de tránsito. Los empleados encargados se llamaban “consumeros”.
La empresa familiar de distribución de productos de Levante, que funciona en paralelo, distribuye mercancías en los mercados de Plaza de la Cebada, San Ildefonso, Herradores, Plaza de la Paja y San Miguel, además del Hospital Militar y otras instituciones.
La relación de cuentas de administración, nóminas de empleados, notas registrales, nos da idea de la situación boyante de estos negocios, que les permitirá la compra de fincas y bienes nacionales desamortizados en Vallecas, Vicálvaro, Rivas, Villaverde, Getafe, Vaciamadrid, El Pardo, Santomera y Orihuela.
Hacemos una somera descripción de estos documentos:
- Correspondencia:
- -Petición en favor de los mozos de labor de José Guerrero Sedano. 1846
- -Disputa de aguas con el alcalde de Vallecas. 1851
- -Canalizaciones para el alumbrado de gas en Madrid. 1857
- -Requerimiento de información a Antonio Murcia García para Hacienda. 1860
- -Carpetilla de correspondencia remitida por la Admón.Gral. del Matadero a Antonio Murcia García como Regidor Comisario de la Casa Matadero.
- -Partes de la Dirección del Gas, rótulo reverso carpetilla.
- Cuentas:
- -Documentos justificativos de la Cuenta de Ingresos y Gastos por la comercialización y distribución de productos y mercancías en la Villa de Madrid, durante los años: 1832-1833-1834-1837-1838-1839-1840-1841-1842-1849.
- -Documentos justificativos de la Cuenta de Administración de Bienes. 1875
- -Documentos justificativos de la Cuenta de Administración.1892
- -Documentos justificativos de la Cuenta de Ingresos y Gastos por la comercialización y distribución de productos y mercancías en la Villa de Madrid. Siglo XIX
- Dossiers:
- -Dossier con fragmentos de ciertas publicaciones. Siglo XIX
- Expedientes de adquisición de bienes:
- -Adquisición de bienes por Juan Murcia en Santomera.1841
- -Adquisición de bienes por Antonio Murcia en Orihuela.1849
- Relaciones:
- -Relación de inquilinos, propietarios y personal de servicio, con indicación de origen, edad, tiempo de residencia, estado civil y ocupación.1853
Por último, hay que comentar que el Impuesto de Consumos como impuesto indirecto estuvo vigente en España desde 1845, a raíz de la Reforma Tributaria de Mon-Santillan, cuyo objetivo era acabar con el desorden de la hacienda del Antiguo Régimen.
La forma de gestionarlo provocó alto grado de descoordinación e ineficiencia, y al mismo tiempo se criticó que gravara bienes de primera necesidad: “comer, beber y arder”. Los alimentos, el alcohol, los combustibles y la sal.
Eran tan frecuentes las protestas que se acuñó el apelativo de “motines de consumo” para referirse a ellas, abriendo un debate político en las diferentes corrientes del liberalismo español pues se pensaba que era una “expoliación del proletariado”.
Fue Canalejas quien impuso que los impuestos fueran progresivos sobre las rentas urbanas, aboliendo todo lo anterior para que las clases acomodadas pagaran más que los menos pudientes.
A principios del siglo XX se promulgó una ley de supresión de este impuesto (1911) y se abrió un período de transición hasta 1920, para su desaparición definitiva.
Los restos de la Guerra Civil 36-39 en el Pronunciado
Por aportar algunos datos sobre las fortificaciones militares que pueden observarse en la cima del Espolón de Vaciamadrid, hemos de reafirmar que en contra de la idea que se tenía años atrás, dando pie a cierta polémica, los dos ejércitos enfrentados mantuvieron posiciones en estas alturas.
Unos, ocupando los vértices y cordales de las cumbres, los puntos más elevados, y otros, bordeándolas, a cota inferior.
Un plano conservado en los archivos militares especifica el nombre del Centro de Resistencia Nº VIII-Vaciamadrid, del ejército nacionalista, así como la numeración de sus islotes de resistencia y fuerza ocupante:
- -Enlace Coberteras-Vaciamadrid:169
- -Compañía 1: 170-184, 169-175
- -Compañía 2: 177 y 188
- -Compañía 3: 182 y 186-187
- -Compañía 4 Reserva: 188-192, 189-191, 184-185
- -Enlace Isla y Puesto de Mando del Batallón: 184 (P.M. en Barranco de Cuelgamuros)
- -Posición Isla: 185-187
Desafortunadamente, el día 29 de julio de 2015 se desató un incendio en el Pronunciado que arrasó buena parte del pinar que cubría las cumbres, pero lo peor, desde la perspectiva histórico-patrimonial, vino después, cuando la maquinaria de obra utilizada en las labores de retirada de restos calcinados destrozó con sus orugas algunas de las obras de fortificación hasta entonces bien conservadas.
Las obras de fortificación republicana se asentaron, entre otros lugares, sobre los restos del poblado carpetano, dañando desde el primer momento el yacimiento arqueológico, como volvió a suceder tras el paso de las retroexcavadoras que comentamos, ochenta años después.
Es una zona cargada de historia en su conjunto, que fue ocupada por el Coronel Rada (1ªBrigada) el 8 de febrero de 1937, con el apoyo de fuerzas del Coronel Barrón (3ªBrigada), a fin de consolidar el flanco izquierdo de la ofensiva del Jarama al inicio de esta batalla, y que sufrió incesantes ataques de las fuerzas republicanas de Líster y Modesto intentando reconquistarla.
Aún pueden contemplarse hoy en día, puestos de escuadra, nidos de ladrillo y hormigón, ramales de trinchera, puestos de tirador, refugios subterráneos e inclusive el cráter producido por la voladura de una contramina.
Son en su conjunto elementos del Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, según señala la Ley 3/2013 de esta Comunidad, susceptibles de inventariar y conservar para las generaciones venideras.
No entiendo como permiten que corten ese paso con una puerta de 3 metros de altura. Es el único paso «accesible» al parque regional. Y digo único, por que el otro acceso está a más de 15 kms de vuelta, rodeando el manzanares por una senda primero y continuando por la cañada real, 15 kms de ida más 15 de vuelta, claro. Distancia totalmente imposible de recorrer a pie. En términos prácticos, con esta puerta de 3 metros se impide el acceso al parque del que tantos ciudadanos disfrutábamos. Un abuso que no se entiende. Por favor que alguien haga algo pare impedir esto.
Ángel: magnífica, extraordinaria, la recopilación y exposición de tanta información.
Tienes que publicar un libro con todo esto…
Enhorabuena!!!!
Buenos días,
Suscribo el comentario de David en su totalidad. Es un abuso y una vergüenza esa valla unidas a las amenazas de denuncia del guarda de la finca.
Igualmente enhorabuena a Ángel por la calidad de su trabajo.
Buenas tardes.
Por un trabajo de lindes de fincas estoy intentando localizar la vereda de la amarguilla. He logrado ubicar el camino de la amarguilla pero no la vereda.
si alguno de ustedes sabe algo al respecto les agradecería la información.
Un saludo
Estimado Álvaro:
El Camino de la Amarguilla, aparece rotulado como Vereda a partir de la cartografía a escala 1:5000, de fechas 1976, 1977 y 1979 de la Comunidad de Madrid.
En la cartografía de las Vías Pecuarias de la Comunidad verás la existencia de un Abrevadero, justo en la antigua bifurcación de la Cañada Real-Senda Galiana y la Colada de la Torrecilla, tras el cruce del río Manzanares, en dirección Norte-Noreste, que se denomina Abrevadero de los Pradillos de la Fuente Amarguilla, lo que señala la existencia próxima de un manadero de agua salobre que a su vez generó unos pastizales o pradillos, (lat. 40.32013, long. -3.61494).
En la foto aérea del año 1966, a escala 1:2000, de la Comunidad de Madrid, quedan aún visibles varios de estos prados, existentes incluso junto al Camino-Vereda que comentamos.
La cartografía actual de Vías Pecuarias sólo considera como tales, la Cañada Real hasta el cruce del río, y la Colada de la Torrecilla que le da continuidad a partir de la citada bifurcación siguiendo por tierras del Mayorazgo hasta enlazar con la Colada del Santísimo; habiendo perdido definitivamente la carretera hacia Valdemingómez este distintivo.
Conforme a los desarrollos urbanísticos actuales y a las nuevas infraestructuras surgidas de ferrocarril y carretera, el Ministerio de Agricultura ha tenido que ir modificando o adaptando estas vías ganaderas a los nuevos espacios.
De momento no disponemos de más datos para esclarecer el motivo de tu consulta.
Recibe un cordial saludo.
Angel.
Muchas gracias por tu información