Una fría mañana del 9 de febrero del año 1.851 se inaugura la segunda linea férrea de la España peninsular y la primera de la región de Madrid. También será llamada “El Tren de la Fresa” por su utilidad en el transporte de los productos de la huerta (fresas y espárragos) hacia la capital.
Entre Güines y La Habana se había inaugurado la que fue primera linea férrea española, y entre Barcelona y Mataró la segunda. Su trayecto unirá Madrid con Aranjuez. El estreno se produce en medio de un gran alborozo popular, con fiestas y grandes recibimientos por aquellos lugares que visitaba. Se bendijeron las máquinas por la iglesia, y el Estado estuvo representado por la familia real y por los Ministros del Gobierno.
En unos vertiginosos cincuenta y cuatro minutos llegó a Aranjuez la selecta comitiva en los modernos convoyes. Todo un récord para la época que no hacía otra cosa sino la de finiquitar para siempre la utilidad del Real Canal del Manzanares.
El transporte sobre raíles iniciaba una andadura que dejaba obsoletos otros sistemas como los del Real Canal, basados en una corriente de agua muy variable y en un sistema de esclusas lento y complejo de operar. A raíz de esto, incluso probablemente antes, el Canal cae un un profundo ostracismo y abandono, usándose no obstante para otros menesteres, como por ejemplo el desempeñado por el Molino de Cartón en la Cuarta Esclusa.
El paso del tren por VillaVerde: la estación de VillaVerde Bajo
El tren de Aranjuez pasaba y hoy sigue pasando, por VillaVerde, por ello también atraviesa el Parque Lineal dejando un interesante vestigio histórico. Nada más entrar en el antiguo municipio de VillaVerde, las vías debían salvar el Canal del Manzanares a la altura de la tercera esclusa, como se describe en el año 1.852, recién inaugurada la linea, en un viaje desde Madrid a Aranjuez:
«Guía del viagero de España – Caminos de Hierro» – Francisco de P. Mellado – año 1.852
[…] y después se pasa el canal, cerca de la tercera esclusa, sobre un lindo puente oblicuo de tramos construidos según el sistema americano […]
Continuando la descripción de Mellado, acto seguido el tren pasaba, y sigue pasando, sobre el río Manzanares, sobre el puente que centra este episodio de la historia del Parque Lineal y que nos sirve de vínculo para recrearnos en el pasado del ferrocarril a Aranjuez.
«Guía del viagero de España – Caminos de Hierro» – Francisco de P. Mellado – año 1.852
A este mismo género pertenece el que se halla poco mas allá sobre el río Manzanares, cuyo puente de cuatro tramos es uno de los de primer orden en este camino[…]
Tras salvar el río, el viajero podía contemplar desde su asiento, la famosa Huerta de la Capona, a mano derecha en dirección a Aranjuez. Lo frondoso de estas tierras se podría deber al paso de un curso de agua por lo que hoy es la Calle Campos Ibáñez, que evidentemente también era salvado con otro puente, en este caso un «alcantarillón» o «alcantarilla», que no eran otra cosa sino puentes que cruzaban una distancia longitudinal pequeña, inferior a tres metros.
De este puente no queda hoy nada, salvo quizá dos pequeñas columnas de hierro que hace más de 150 años debieron adornar el «doble alcantarillón». También es apreciable, tapiado, un antiguo y estrecho túnel que debió sustituir al primitivo sobre el que nos habla Mellado, para transformar una alcantarilla que llevaba las aguas del manantial de La Capona en un túnel para el paso del tráfico rodado. En la actualidad el puente moderno es bastante más ancho y quizá también bastante menos romántico que sus predecesores.
«Guía del viagero de España – Caminos de Hierro» – Francisco de P. Mellado – año 1.852:
Se atraviesa después la huerta de la Capona por un doble alcantarillón, y dejando a la derecha la casilla de la Parra, se pasa un puentecillo de ladrillo y piedra, y de nivel el camino de VillaVerde a Perales junto al cual está la casilla de Perales[…]
Terminaremos de acompañar a Mellado en el camino de VillaVerde a Perales, hoy desaparecido, que bordearía el actual Parque de La Dehesa del Boyal para unirse al Camino de San Martín, hoy Avenida de los Rosales. Pero volvamos al único vestigio histórico del paso del tren de Aranjuez por esta zona, volvamos al puente sobre el Manzanares.
Las avenidas del Manzanares, la sustitución del puente
Como ya hemos dicho, el puente se inaugura junto a la linea férrea en el año 1.851, sin embargo su existencia se ve rápidamente perturbada por las famosas avenidas del Manzanares. Así, en el otoño de 1.856, las crecidas del río se llevaron por delante buena parte de la estabilidad de las pilastras originales, lo que llevó a su sustitución.
El puente original era descrito por la «Revista de Obras Públicas» como («Revista de Obras Públicas», año 1.856):
De cuatro tramos de madera del sistema de Town sobre estribos y pilas de ladrillo con zócalo y aristones de sillería […]
Tanto los estribos a los lados como las pilas eran de piedra y/o ladrillo. Sólo los tramos superiores eran de madera, lo que le dio el sobrenombre de «puente de madera».
Tras el siniestro del antiguo puente, se reforzó con una palizada de madera para que continuara en servicio, al menos hasta que fuera completamente reconstruido.
El puente de la compañía M.Z.A.
«Revista de Obras Públicas», Barrón Avignon, Eugenio. Año 1.861:
La empresa del ferro-carril de Alicante ha terminado el nuevo puente que estaba construyendo sobre el río Manzanares a 6 kilómetros de esta corte para sustituir el provisional de palizada de madera y bastidores de Town que ha servido para el paso de este río desde el año 1.855, que se construyó después de las fuertes riadas de aquel invierno[…]
Así se comienza a describir la obra que realiza la compañía M.Z.A (Madrid – Zaragoza – Alicante), encargada de la explotación de la linea, para arreglar el puente original del tren de Aranjuez en el año 1.861, tan solo dos décadas después de que se inaugurase la linea.
Tras la obra, la Revista de Obras Públicas felicita a los ingenieros por el gran resultado obtenido en las pruebas oficiales. No se equivocaron porque hoy la estructura del puente sigue casi tal cual lo dejó M.Z.A. En esta misma publicación se describe el nuevo puente:
«Revista de Obras Públicas», Barrón Avignon, Eugenio. Año 1.861:
[…] consta de dos tramos de 50,40 metros de longitud […]. Los bastidores principales que forman los tramos van apoyados en dos estribos de fábrica de ladrillo y sillería de granito y una pila tubular compuesta de dos columnas de hierro fundido rellenas en su interior de hormigón hidráulico […]
En la actualidad el puente ha sido fuertemente ampliado en uno de sus costados para dar cabida a todos los trenes de cercanías y largo recorrido que pasan por la estación de VillaVerde Bajo. También se han acometido diversas obras de saneamiento municipal que han cubierto o incluso arruinado buena parte de la sillería que se utilizó en los estribos. Sin embargo del lado opuesto a la Avenida de los Rosales aún es posible apreciar el regusto al siglo XIX que dejaron sus diseñadores.
Frente a las obras públicas del siglo XIX, que además de ser funcionales intentaban ser agradables a la vista e «integrables» de manera armoniosa en su entorno, hoy nos encontramos un puente acribillado por tuberías y colectores municipales que no han respetado las formas originales: de hecho en los momentos de redactar este escrito, está ocurriendo.
En los grabados del siglo XIX, además de la belleza del puente, se aprecia que por ejemplo se podía pasear con cierta holgura bajo su cubierta, tanto por un lado como por el otro. Hoy eso no es posible y sólo bajo la atenta mirada del curioso podemos ver la la hermosura original de la obra bajo capas de suciedad y abandono, cuando no de hormigón.
Desgraciadamente hoy se busca una rentabilidad inmediata en determinadas obras públicas, a costa de un impacto visual atroz e incluso una grave ruptura territorial y social, seccionando el territorio como nunca antes lo hizo el ferrocarril. A largo plazo el coste conjunto será por lo tanto mucho mayor.
Pese a todo, pese a todos, de nuevo el Parque Lineal del Manzanares nos guarda otra grata sorpresa, disfrutémosla.