Hay en Morata un molino cuyas muelas un día movieran las aguas del Tajuña. Hoy, para gozo del visitante, los viejos engranajes, restaurados por el Ayuntamiento de esta localidad madrileña, siguen trabajando, si bien a un ritmo de pura demostración. Es el Molino de Morata, hoy sede del Museo de la Molinería.
Así, ilustrando al hombre moderno, este dinosaurio industrial nos devuelve la perdida perspectiva sobre el origen de las cosas, sobre el producto final de nuestro trabajo diario. Enseñanzas y valores que en ningún caso debieran perderse.
Hace semanas, en ruta privada, socios del GIPL acudimos a ver el Molino hidráulico de Morata. La excursión, en la que también visitamos el Mesón del Cid y su museo etnológico, sirvió para poner un punto y aparte en nuestras actividades, un periodo de preparación de nuevas andanzas por las tierras del Parque Lineal del Manzanares.
La Tolva llena de grano sobre el guardapolvo con las muelas
El Molino de Morata, o Museo de la Molinería, es un viejo molino hidráulico reconvertido hoy en exposición permanente de los oficios que antaño lo convirtieran en un importante centro económico y productivo de la comarca.
Muchos fueron los molinos movidos por la fuerza del agua que en su día ocuparan las vegas del Manzanares, del Jarama o, en el caso que nos ocupa, del Tajuña. Los primeros, debido a la estacionalidad del río, no funcionaban durante el periodo estival, aunque los que se construyeron junto al Real Canal del Manzanares debieron tener agua todo el año. Algunos, como el Molino de Cartón, son viejos conocidos de los que recorremos el Parque Lineal del Manzanares. El Molino de Morata, vecino de aquel, puede servirnos de base para su interpretación.
Decíamos en la presentación de este artículo que las generaciones actuales hemos perdido la perspectiva sobre el origen de muchas cosas. Cosas que ahora aparecen como automáticas, desprovistas de toda lógica de vida. Cosas tan elementales como el pan o la luz de una bombilla, cuya valoración se ha reducido a aspectos puramente economicistas, o a un uso no siempre completamente responsable.
Lejos de simplificar el entramado que nos ha llevado a nuestro nivel de vida actual, sí sería conveniente echar una mirada a nuestro pasado, a la vida que llevaron las generaciones que nos precedieron. Para no olvidar nunca de donde venimos y hacia donde vamos cada día más deprisa.
Antecedentes en el Manzanares: El Molino de Cartón
Detalle de la rueda vertical del Molino de Cartón. Fuente: Cuadernillo del Real Canal del Manzanares.
El Molino de Cartón o Molino de papel fue uno de los muchos ejemplares que esta industria prehistórica levantó con feroz esfuerzo junto a las escuálidas aguas del Manzanares. Hoy, las obras junto al río, casi han acabado con lo poco que quedaba de él.
Sin embargo, justo antes de que pasaran las excavadoras, y no sin ciertas dudas, pudimos reconstruir el hipotético funcionamiento de este Molino de Cartón. Hoy pensamos que se trató de un molino de rueda hidráulica vertical, movida por la fuerza del agua en el salto de la Cuarta Esclusa, similar, aunque no igual, que el Molino de Morata, que hoy podemos ver ejemplarmente recuperado y que seguidamente veremos.
Tipos y funcionamiento de un molino de agua
Sin ánimo de hacer una exhaustiva enumeración de tipos y características de estos ingenios, aquí comentaremos sucintamente su funcionamiento.
Tipos de molinos hidráulicos hubo muchos. De cubo, de rodezno, vitruvianos o incluso de mareas, son sólo algunos ejemplos de los ingenios que el hombre ideó para aprovechar las formidables fuerzas que acompañan a toda corriente de agua.
En todo ingenio hidráulico el agua debe ser elevada artificialmente en el propio río o corriente original. Para ello se recurre al artificio de embalsarla mediante una presa llamada azud, provocando su desbordamiento controlado en uno de los lados del cauce principal.
El agua así desviada era conducida, por medio de un canal artificial llamado caz, lejos de su lecho original y de sus periódicas avenidas. Tras un breve recorrido llegaría al molino, punto donde estaba el salto de agua y donde se produciría la brusca liberación de energia potencial acumulada por la masa líquida.
No debemos pensar en grandes alturas. Desde medio metro era posible mover importantes mecanismos, que podían llegar a ser verdaderamente potentes con no más de dos metros de desnivel y un volumen de agua suficiente.
Esquema de una turbina. El sistema de rodezno era casi igual.
En los molinos de rodezno -también llamados de regolfo según la región donde se encuentren- el agua se precipitaba desde su mayor altura contra una rueda del mismo nombre situada en la parte más baja del molino. El chorro de agua se dirigía contra el rodezno por una tubería llamada saetín.
Rodezno y saetín se situaban en la parte más baja del molino, en su sala de máquinas, en un estrecho y oscuro pozo siempre mojado. Cárcavo lo llamaron, evocando quizá lo profundo y frío de las tripas del dinosaurio. Desde aquí subía el madero, el eje de trasmisión del movimiento a las plantas superiores, donde las muelas de dura roca de pedernal masticaban el grano hasta convertirlo en polvo. Lo llamaron árbol, quizá porque crecía en vertical.
El Molino de Morata es precisamente de este tipo que acabamos de describir.
Molino de agua con rueda vertical o vitruviana. Fuente: Enciclopedia de Diderot y D’Alembert
Marco Vitruvio construyó ya en el siglo I a. C. una rueda hidráulica vertical que podía ser movida por una corriente de agua. Son los molinos de rueda vertical o vitruviana, también llamados aceñas. En ellos el agua del caz impactaba contra los canguilones de la rueda, logrando así el esperado movimiento, pero en este caso normalmente en el exterior del molino e incluso en la propia corriente del río o canal, quedando así estos ingenios ausentes de cárcavo. Al tratarse de un eje horizontal, era necesario convertir el movimiento a vertical mediante un complejo sistema de engranajes, lo que hacía de este modelo más complejo y difícil de mantener.
El Molino de Cartón era, casi sin reservas, vitruviano, como demostraban los restos que hasta hace poco podían verse junto a la Cuarta Esclusa.
Diversas muelas en el Museo de la Molinería
Finalmente el movimiento llegaba hasta las piedras encargadas de moler el cereal. El sistema se componía de dos grandes piedras circulares llamadas muelas. La superior – o volandera – era móvil enganchada directamente al árbol. Ésta giraba sobre la inferior – o solera – que permacecía fija. El grano entraba por la tolva y se metía entre las muelas por el ojo de la volandera.
Tolva y muelas de molino. Fuente: Enciclopedia de Diderot y D’Alembert
El molinero debía regular hábilmente la distancia entre las muelas, así como mantenerlas en perfecto estado con las labores de repicado, aquellas destinadas a esculpir los surcos en la superficie de rozamiento de cada muela. No era un tema intrascendente, puesto que de dichos caminos labrados sobre la piedra, y de sus características, dependía el producto del molinero y su correcta evacuación hacia el exterior desde dentro del guardapolvo que contenía las muelas.
Los molinos harineros, como el de Morata, molían el grano del cereal para su transformación en harina. Los agricultores acudían al molino con su cosecha y, a cambio del trabajo del molinero y del uso de sus instalaciones, entregaban la maquila, es decir, aquella porción del grano acordada como pago, y que oscilaba entre el 4% y el 8%.
La harina procedente de la molienda del cereal ha sido, y sigue siendo, alimento básico para las personas a lo largo de la historia de la humanidad. Los animales que luego ayudaron al hombre en sus tareas cotidianas, o aquellos que le sirvieron de alimento, también comieron estas harinas, cada vez de manera más frecuente.
Se estima que en la actualidad, la mitad de la producción cerealística del mundo sirve para alimentar a las reses que nutren de carne al mundo rico. Tal desenfrenado ritmo de fabricación es imposible de seguir por los antiguos molinos hidráulicos, que hasta hace poco más de veinte años aún era posible encontrar junto a nuestros ríos.
El Molino de Morata de Tajuña
Exterior del Molino de Morata
El ingenio que tenemos ante nuestros ojos -también conocido como Molino de Angulo por estar situado en la Huerta del mismo nombre- es originario del siglo XVI.
José Manuel Sánchez es quien nos enseña cada estancia y mecanismo. Vecino de Morata y antiguo trabajador del molino, conoce bien cada rincón, magníficamente ilustrado con gráficos, fotos y material en cada sala.
A nosotros nos puso en funcionamiento la maquinaria porque éramos un grupo grande y las piezas de madera se desgastan con facilidad, nos dijo.
El agua llega por el caz y se represa a la entrada del molino. Desde allí entra en el edificio a través de dos compuertas que acaban en los cárcavos de sendos rodeznos. Sólo uno de ellos se encuentra en funcionamiento.
José Manuel levanta la compuerta y el agua salva casi de golpe un desnivel de dos metros y medio. Empieza el espectáculo. Los asistentes miramos girar las muelas y salir el grano molido de inmediato como si nunca lo hubiéramos visto… Tal vez es que muchos nunca lo habíamos visto.
Una vieja turbina (rodezno) recibe a los visitante
Junto a estas dos máquinas había otras dos más modernas, de turbina, que no eran otra cosa que el tradicional sistema de rodezno perfeccionado. Éstas funcionaban con la fuerza de otras dos máquinas de vapor, cuya chimenea es ya seña distintiva del edificio que alberga el museo. Cuando en la época estival el agua no era abundante, entraban en funcionamiento las calderas de carbón. Su sala de máquinas es hoy un salón de convenciones.
El Molino de Morata funcionó hasta el año 1966, moliendo cereal y generando energía eléctrica para el pueblo, aunque no paró completamente su actividad hasta el año 1984, momento en el cual comenzó su nueva función museística.
Ahora es un completo museo dedicado a estos ingenios industriales. Molinos que antaño formaran parte de nuestros paisajes y de las vidas de todas las generaciones que nos precedieron desde tiempos inmemoriales.
Visita obligada para todos, no sólo en reconocimiento a un ingenio que tanta hambre apartara de nuestros campos en épocas pasadas, sino también en agradecimiento a la encomiable labor de aquellos que permiten que en el presente podamos aprender y comprender un pequeño pedazo de nuestra historia.
Muselo de la Molinería de Morata
Horario: sábados, domingos y festivos: de 11:00 a 14:00 y de 15:00 a 18:30.
Visitas de grupos: 91.873.03.80.
Ayuntamiento de Morata de Tajuña.
Mapa situación del Molino de Morata.
Molino de Morata de Tajuña
Fue una visita muy interesante, además del desayuno tan rico que nos tomamos en el Mesón 🙂
Estoy de acuerdo con Maika. El museo del Mesón fue fantastico también. Por cierto, ¡feliz año nuevo a todos!
Reportaje excelentemente preparado y muy bien documentado. ¡Un trabajo bien hecho! Sentí perderme esta visita. Mi madre y abuelos nacieron y vivieron allí y seguro que estuvieron ahí moliendo. Hubiera sentido una motivación especial. Pero no pudo ser. Quizás en otra ocasión.
Interesantisimo el articulo sobre el Molino, en verdad que fué una mañana para recordar.
Gracias a todos y Feliz año!
Es un tema que me gusta. Merecía la pena el pequeño esfuerzo que, por otra parte, es gracias a quienes hacen posible estas visitas.
Gracias, Vicente, por este artículo tan bonito y descriptivo, que incita con su sola lectura a organizar nuevas visitas al lugar.
Aprovecho también, en nombre de todos, para darte las gracias por todo el esfuerzo ímprobo, que de forma anónima y constante vienes haciendo, para mantener viva y actualizada esta página del Parque Lineal.
Gracias por el estupendo el reportaje, como me has puesto los dientes largos lo apunto en la agenda para hacer una visita lo antes posible.
Dos pequeñas aportaciones colaterales sobre dos bonitas palabras que citas:
ÁRBOL (el eje vertical del molino): es sinónimo de eje en temas mecánicos, árbol de transmisión, también árbol de levas en nuestros coches para abrir y cerrar las válvulas. Los canteros también suelen llamar árbol a la especie de columna central y vertical de una escalera de caracol sobre la que “giran” los peldaños.
ACEÑA: En la provincia de Toledo hay un pueblo que se llama Numancia de La Sagra, que antes del 36 se llamaba AZAÑA, nombre maldito para los sublevados.
El día 18 de octubre de 1936, el comandante Velasco al mando del Regimiento NUMANCIA, tomó el pueblo tras fusilar al cartel que decía AZAÑA. Al día siguiente reunió a los responsables municipales que quedaban y a los que él nombró y decidieron «democráticamente» borrar del mapa el infame nombre de AZAÑA y cambiarlo por el glorioso NUMANCIA añadiendo el de la comarca, DE LA SAGRA.
De una patada, adiós historia.
Parece ser que AZAÑA viene del árabe, «al-saniya» o «assanya» = aceña (molino movido por agua o noria).
Parece que se está pensando en hacer un referéndum entre los vecinos para decidir qué hacer con el nombre del pueblo, pero las opiniones están divididas.
Un cordial saludo
Julio alberto
Por si fuera interesante o útil para esa Publicación o sus lectores, tengo publicado el siguiente blog:
http://plantararboles.blogspot.com
Se trata de una guía breve y práctica para que los amantes del campo y la montaña podamos sembrar/plantar árboles, casi sobre la marcha, aprovechando las semillas que nos dan los árboles y arbustos autóctonos de nuestra propia región.
Salud,
José Luis Sáez Sáez
Cuatro son los molinos que entre Santa Catalina y La Aldehuela, señalan como existentes en el río Manzanares, a partir de las Respuestas de Getafe y Villaverde, las Relaciones de Felipe II (1576).
De Sur a Norte:
Molino de la Aldehuela, de Diego Ramírez, caballero de Madrid.
Molino de la Torrecilla, del Sr. de Vargas, secretario del Concejo.
Molino de la Pangía, de Luis de Toledo, caballero de Madrid.
Molino de la Hormiguera, de Pedro de Luzón.
Todos sus nombres relacionados con algún despoblado o alquería, a excepción del de la Pangía.
Desde siempre, un misterio el origen de tal acepción. Una toponimia extraña y aparentemente sin sentido.
Tan solo hace unos días, que hurgando en el castellano antiguo, creemos haber dado al fin con el origen de la expresión:
«Alfanjía» era el nombre que se daba al canal del «Alfarje», o conjunto de piedras molineras (central o medianil y laterales o medias lunas).
Si el de Morata fue algún tiempo el «Molino del Rebufo», el de aquí se llamó en algún momento el «Molino de la Alfanjía».
Y el tiempo, se encargó de lo demás…
hola: mi hermana fabrica papel reciclado. Ha leido sobre la PILA HOLANDESA,para trabajar con telas. desconocemos donde las venden o como fabricarlas. vivimos en Neuquen – Argentina. muchas gracias
Soy autor del libro , » Molinos de la zona de Piedrahita y el Barco de Ávila» publicado por la Diputación de Avila..
También estoy en Facebook.podeis poneros en contacto conmigo a través del correo o de FB.
Saludos. Agustin