Nutrido grupo de coprinos micáceos (Cuprinus micaceus) creciendo en los fértiles suelos de la ribera del río Manzanares.
No siempre íbamos a hablar de los animales que habitan el Parque Lineal del Manzanares, que, como habéis podido ver hasta ahora, son muchos y variados.
En esta ocasión nos cambiamos de reino y nos vamos al de los hongos. ¿Pero los hongos no son vegetales? Pues, aunque a primera vista los podamos considerar vegetales, ya que crecen sobre un sustrato, no se mueven y en definitiva parecen plantas, un poco raras eso sí, porque carecen de hojas, no son tal, ya que, entre otras cosas, son incapaces de realizar la fotosíntesis. Lo que hacen es descomponer la materia orgánica sobre la que se asientan.
La bióloga estadounidense Lynn Margulis (que fue la primera esposa del recordado Carl Sagan) dividió hace unos años el mundo vivo en 5 reinos: animal, vegetal, moneras (bacterias), protistas (protozoos) y hongos. A estos últimos les concedió todo un reino, ya que por sus características biológicas no se podían incluir en ninguno de los otros cuatro.
Y después de todo esto nos podemos preguntar ¿hay hongos en el Parque Lineal del Manzanares? Y si los hay ¿los podré ver fácilmente o estarán escondidos en algún recoveco?
La respuesta es sí a todo. Efectivamente, el Parque Lineal también alberga varias especies de setas. Algunas se podrán ver sin dificultad, pero otras están bastante escondidas y hay que saber buscarlas.
Quizás alguien se haga otra pregunta: ¿hay setas comestibles? Desde aquí tenemos que decir que no se recomienda el consumo de cualquier seta que nos encontremos en un parque (en este caso en el Parque Lineal del Manzanares), aunque estemos bastante seguros de su comestibilidad. Como todos sabemos, hoy en día los parques se riegan con aguas no potables y las setas tienen la capacidad de concentrar compuestos que podrían ser peligrosos, como los metales pesados. Así, por ejemplo, se sabe que setas en principio comestibles, como el rebozuelo o el boleto, están peligrosamente contaminadas por cesio 137 en las inmediaciones de Chernobyl, ya que, desde el desastre nuclear, han ido acumulando este mortal isótopo radiactivo.
Por otra parte, si uno no es un experto en setas, lo recomendable es no recolectarlas, ya que hay especies comestibles que son muy parecidas a otras tóxicas o incluso mortales.
Pero vayamos al grano con el tema que nos ocupa: el balance micológico de este pasado otoño en el Parque Lineal del Manzanares, ahora que acaba de entrar el invierno. Como ha ocurrido en toda la Comunidad de Madrid, no ha habido muchas setas este otoño, debido a las pocas lluvias y a un clima anormalmente cálido.
Aún así, hemos podido encontrar alguna a lo largo del parque. Por ejemplo, la fotografía de cabecera muestra un buen grupo de setas de la especie coprino micáceo (Coprinus micaceus). Estas setas siempre crecen en grandes grupos sobre materia orgánica en descomposición, tocones o ramas caídas. Nosotros las encontramos en el suelo de la ribera del río Manzanares, en una zona con varios sauces (Salix babilonica) en el Tramo 1.
La siguiente fotografía muestra otra de las setas encontradas también en el Parque Lineal. Se trata de un yesquero (Fomes fomentarius) de gran tamaño. Esta se encontraba en uno de los tocones que hay cerca de la orilla del río.
Enorme ejemplar de yesquero (Fomes fomentarius) sobre un tocón, probablemente de álamo (Populus alba).
Los yesqueros fueron utilizados antiguamente por los pueblos nómadas para prender fuego con ellos y para transportarlo, ya que arden muy lentamente. De ahí su nombre. También fue un remedio muy usado por los médicos para cortar las hemorragias ya que tiene la capacidad de absorber líquidos.
Incluso fuimos testigos del silencioso crecimiento de varias setas del género Agaricus, en las riberas del río Manzanares, ya en el tramo 2 del Parque Lineal, como se puede ver en la siguiente fotografía.
Varios ejemplares de Agaricus abriéndose paso por la fértil tierra de la vega del río Manzanares.
Esta es sólo una pequeña muestra de la variedad micológica del Parque Lineal del Manzanares. Esperemos que el próximo año, el otoño nos traiga más hongos para poder disfrutar de estas pequeñas maravillas de la naturaleza.
Agaricus, cuprinus y fomes… buf, mucho complejo para mí… pero recuerdo muy bien mi pasado pueblerino recolectando criadillas, níscalos, pucheruelos y setas de cardo junto a un sin fin de hierbajos que mi abuela luego cocinaba sabrosamente aliñados junto a la matanza…
Lástima que eso ya lo haya perdido esta generación para siempre y nos lo hayamos cargado incluso para la siguiente.
Interesante artículo, aunque he de reconocer que a mí donde más me gustan las setas es en el plato con ajito y jamón 🙂
Afortunadamente, en los pueblos todavía hay muchas personas que conocen las principales especies de setas y organizan salidas otoñales para su recolección. Hay tanta afición que en algunos sitios se han puesto cuotas de recogida y hay que tener una autorización del ayuntamiento. Aquí en Madrid, para los que no sabemos mucho, está la Sociedad Micológica de Madrid, con sede en el Real Jardín Botánico, donde imparten cursillos, organizan excursiones e imparten conferencias. Una vez al año realizan una exposición de setas en la Universidad Complutense, con concurso fotográfico y degustación de platos incluida, a la que no falto nunca y que os recomiendo.
Pues nada nada, ya nos avisarás de cuándo es el evento. Yo una buena degustación de setas no me la pierdo 😛