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Manzanares y Jarama: Cantiles, cortados y cerros yesíferos

Cerros yesíferos en frágil equilibrio natural
cerros del Piul, cerca desembocadura Manzanares y Jarama

Cerros del Piul, muy cerca de la desembocadura del Manzanares en el Jarama

La acumulación de sales disueltas en el agua durante millones de años, formó bajo el mar interior que era el Manzanares una masa sedimentaria que fue arrastrada por el paulatino desagüe posterior de esta cuenca endorreica. Se esculpía así hace cinco millones de años el paisaje de cerros yesíferosque hoy divisamos, aquellos que resistieron por su mejor compactación el arrastre de las aguas.

El valle del Manzanares quedaba así cercado por largas cadenas de cerros, sin grandes diferencias de altitud con el valle dado su origen sedimentario, pero alternando bruscos barrancos y puntiagudos farallones que se desgajan de la roca madre en aparente contradicción con las leyes de gravedad. Paisaje con fuerte personalidad propia que cumplió también funciones de fortaleza para los antiguos pueblos que poblaron la Península Ibérica en la prehistoria.

cortados del jarama

Cortados del Jarama. Al fondo Rivas-Vaciamadrid.

En estos terrenos, aparentemente yermos, habitan y dependen de él numerosas especies que, en muchísimos casos, son endémicas de la Península Ibérica o de reducidas partes de nuestro territorio.

Flora y fauna de los cerros del Parque

Paisaje muy degradado pero que pugna por recuperarse

cerros extracción de áridos

Cerros muy degradados por la explotación humana. Extracción de áridos y vertederos en la imagen.

Se trata en este caso de suelos poco evolucionados, es decir, pobres en materia orgánica, expuestos constantemente a la erosión y de escasa retención hídrica. Son por tanto un terreno áspero, hostil para la vida, que contrasta con el tan cercano valle del río y su bosque de galería.

conejo en el parque lineal

Un conejo en pleno campo de cultivo junto al Manzanares.

Pero su aspecto yermo no nos debe engañar, ya que es cobijo de numerosas especies vegetales y animales, algunas endémicas, que guardan un perfecto pero quebradizo equilibrio con todo el espacio natural del Parque Lineal del Manzanares.

Es aquí donde abunda el matorral gypsícola, esto es, el adaptado a suelos yesíferos. Aquí es donde se encuentra el atochar o espartal, resistente a las duras condiciones de los cerros y de amplio historial en nuestras costumbres. O la retama amarilla, muy visible en primavera por sus flores de amarillo intenso. Todas ellas son imprescindibles para la regeneración del suelo, reteniendo la humedad y enriqueciéndolo de materia orgánica para el posterior desarrollo de más biodiversidad.

Tras ellas aparecen otras especies, más exigentes, como la coscoja, también llamada carrasca, que no es otra cosa que el precursor de la encina y que en otros tiempos fue muy abundante en el suave altiplano formado tras los cerros. El Carrascal de Vallecas, bien del Concejo madrileño en época medieval, debió extenderse más allá de lo que hoy son los vertederos e instalaciones de Valdemingómez.

carrasca y coscoja

En primer plano la carrasca o coscoja, formando pequeños matorrales. Tras ellas el pinar de repoblación. Cumbres de la Marañosa.

Finalmente, el encinar mediterráneo, que debería cubrir estos cerros si las anteriores especies hubieran regenerado el suelo, se encuentra muy relegado a unas pocas zonas del Parque Lineal, concretamente a la Aldehuela y a las cumbres de la Marañosa, entremezclado con la carrasca y con el muy abundante pinar de repoblación, que en algunos casos ha impedido el crecimiento de las especies autóctonas, empobreciendo el suelo allí donde la excesiva densidad de ejemplares lo volvía más ácido con su manto de hojas secas.

Detrás de cortados yesíferos y abruptos farallones se extiende un altiplano de suaves colinas y valles de torrenteras muy estacionales. Tales arrolladas desaguan furiosas avenidas contra el Manzanares, guardando para sí algo de humedad en su último tramo, formando así pequeños oasis de vida en medio del secarral estival de los cerros.

halcón peregrino

Difícil de ver, un halcón peregrino vuela sobre los cerros del Parque Lineal

En el resto del vasto altiplano se alternan los terrenos en desuso y degradados -especialmente en la zona de Valdemingómez- con las llanuras cerealísticas que, en las cercanías de Pinto son hábitat de dos especies amenazadas: la avutarda y el cernícalo primilla.

culebra de escalera

Los vehículos a motor tienen efectos perniciosos sobre el Parque. En la imagen una culebra de escalera yace sobre el camino.

Abriendo sus madrigueras en las laderas de los cerros, conejos y liebres conviven con pequeños roedores y numerosos reptiles, como el lagarto ocelado y la culebra de escalera. Sobre ellos, sobrevolando los cerros, el impresionante milano negro, que se ha adaptado a ellos y ahora los habita. Busardos ratoneros, águilas culebreras e incluso halcones peregrinos pueden ser vistos aquí entre otras muchas especies de aves que, en algunos casos se han adaptado a la compañía humana.

Cumbres de caliza y sílex

Las alturas del Parque Lineal

canteras de silex en la marañosa

Una de las alturas del Parque Lineal, el Vértice Marañosa, tiene en sus inmediaciones una vieja cantera de sílex

Los cerros que acumularon roca caliza o de sílex, se vieron parcialmente protegidos del desagüe del mar interior que era el Manzanares con una sólida cubierta pétrea. Más duros y pesados que el resto de sales que se precipitaron durante millones de años en el lecho de la cuenca, resistieron el arrastre del agua, lo que acabó por conformarlos como las mayores alturas del Parque Lineal del Manzanares.

Ejemplos de estas cumbres son Calamuecos, Marañosa o Coberteras. Todas ellas han dado al hombre la materia prima con la que han construido la historia de la humanidad, desde las piedras calizas que sirvieron para levantar los zócalos de sus chozas, hasta el sílex que fue materia prima de multitud de utensilios prehistóricos.

En estas pequeñas cimas, es posible ver también la coscoja, e incluso la encina cuando el terreno ha evolucionado lo suficientemente. En la mayoría de los casos aparece junto a ellas el pinar de repoblación, al igual que en el resto de los cerros.