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La Octava Esclusa del Canal del Manzanares

gallipuente octava esclusa

Magnífico gallipuente el de la Octava Esclusa del Real Canal del Manzanares.

La Octava del Canal fue la última construida por Carlos III. Atravesada por la Cañada Real Galiana, sus ingenieros pensaron que el gallipuente de la esclusa debería ser amplio y resistente, habida cuenta del doble uso al que iba a ser sometido.

Hoy, sorprendentemente, el puente sigue en funcionamiento con trasiego de vehículos pesados casi constante. El vaso de la esclusa y la casa del peón conservador no corrieron la misma suerte, al caer por completo en una propiedad privada que usa el recipiente como basurero, y que está destruyendo la esclusa mejor conservada de este tramo de Carlos III.

interior esclusa

El interior de la esclusa ha sido reutilizado como basurero

Octava Esclusa

real canal del manzanares Octava Esclusa

La Octava de las esclusas se encuentra en el tramo del Canal que se cruza con la Cañada Real Galiana, justo a las puertas del Parque Regional del Sureste. A su lado se levantaba la casa del peón conservador que, a su vez, parece que era el centro de mantenimiento del todo el segundo tramo del Canal, que justo aquí empezaba.

Esta fue la última de las esclusas que se construyeron en tiempos de Carlos III. De hecho Madoz nos describe como a través de un bocal, la esclusa desaguaba hacia el río, sin llegar a dejar su vaso completamente vacío, lo que permitiría que el Canal fuese navegable hasta este punto.

mapa octava esclusa

En esta foto aérea de 1.956 podemos ver la casa del peón y la propia esclusa.

De todo el primer tramo esta es la esclusa que se encuentra en mejor estado. Su robusto gallipuente ha soportado increíblemente el paso del tiempo, ya que por encima suya pasa la Galiana, a día de hoy con un tráfico incesante de vehículos pesados. Por encima de su arco se levanta una amplia base de piedra, por lo que el manejo de la sirga (cuerda de la que tiraban las mulas para mover la embarcación) se vería entorpecido por la propia estructura del puente. Por esa razón encontramos dos orificios justo encima del arco, para pasar la sirga de una lado a otro del puente. Es un dato curioso que volveremos a ver después, pero nunca en un gallipuente.

Desgraciadamente la esclusa tiene limitados el acceso y la visibilidad por un reciente cercado levantado a su alrededor. Este hecho no nos priva sin embargo de comprobar como el vaso de la esclusa ha tenido otros usos en los últimos años.

A pesar del cerramiento, es muy destacable el puente de mampostería de piedra de yeso, de estribos anchos y macizos, como decimos, en perfecto funcionamiento. Desde su arco se alcanza a ver el vaso de la esclusa, también todo en mampostería de piedra de yeso.

El gran estado de todo el conjunto hace de esta esclusa un ejemplar paradigmático de la apariencia y formas de las otras siete esclusas anteriores. Desgraciadamente parece urgir su urgente expropiación.