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La mantis religiosa

tiCuando nos encontramos a esta extraña criatura en pleno Parque Lineal nos quedamos helados. Ahí estaba, de espaldas a nosotros sin percatarse de nuestra presencia, tomando el sol y ajena a toda preocupación humana. Sus curiosas formas hizo volar nuestra imaginación hasta otros planetas, incluso otras galaxias.

¿Es posible que una criatura con un aspecto tan alienígena como ésta sea también terrícola? Pues sí, efectivamente es terrícola, y no solo eso, sino que lleva en la Tierra bastantes millones de años, muchos más que el orgulloso Homo sapiens (o sea, nosotros). ¿De qué animal estamos hablando?

Pues, como muchos ya habréis adivinado, sobre todo viendo la foto, estamos hablando de la mantis religiosa, un insecto injustamente temido y bastante incomprendido por nosotros, los humanos. Desde este pequeño artículo intentaremos ver a la mantis con mejores ojos.

La mantis religiosa (Mantis religiosa también en notación binomial de Linneo, quien ya le puso este nombre en 1758) es un insecto de tamaño medio, con tórax muy largo, antenas, dos ojos compuestos y tres simples en medio y unas extremidades anteriores que mantiene en actitud orante (de ahí su nombre).

Aunque no lo parezca, está emparentada con las cucarachas y las termitas. Pero aquí no acaban las peculiaridades de este animal. Tiene un sólo oído, y además lo tiene en el tórax, en lugar de estar en la cabeza. Y hablando de la cabeza, puede rotar ésta hasta 180 grados, como se puede ver en la siguiente fotografía, cuando se percató de nuestra presencia y posó para la cámara.

Mantis religiosa posando para la cámara.
La mantis religiosa posando ante la cámara. Podríamos intuir que hasta nos sonríe.

¿Y de qué le viene a esta pobre criatura la mala fama que tiene? Quizás de su imponente aspecto, unido al desconocimiento de sus costumbres. La mantis religiosa es un animal muy beneficioso para la agricultura y para el ecosistema en general, ya que elimina a otros insectos que sí podrían dañar las cosechas. No es un animal venenoso ni peligroso, aunque le veamos actuar como a un auténtico karateca con grandes reflejos al atacar a alguna presa.

Por tanto, si os encontráis algún ejemplar en nuestros paseos por el parque, no lo matéis pues nos ayuda a eliminar moscas, mosquitos y en general plagas indeseables. Ojalá hubiera más mantis religiosas en el Parque Lineal del Manzanares, pues tendrían mucho trabajo con las plagas de mosquitos, que cada verano, nos asedian a todos.

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7 comentarios en «La mantis religiosa»

  1. Como siempre Pedro con su toque personal. 🙂

    Yo de estas cosas ando más bien rozando en analfabetismo funcional y de hecho la info del artículo me sorprende, como siempre, gratamente.

    En mi pueblo estos bichos eran temidos cual escorpión. Su nombre en clave era: "Teresitas". Curiosa esta mentalidad gallega de poner nombres religiosos a criaturas del averno, como si así su mal quedara santificado…

    Todo ronchón nocturno que salía en la piel, algunos realmente espeluzanates, con pus y sangre en la terrible hinchazón, eran achacados a las "Teresitas". Así que las campañas de aniquilación entre la chiquillería eran frecuentes y en las madrugadas de verano, como pequeños fascistillas infantiles, hacíamos nuestra particular versión de la noche de los cristales rotos… pero esta vez contra las "Teresitas"… ahora entiendo parcialmente su santidad.

    Mis dudas, como no, llegaron en la pubertad, cuando un día sorprendí uno de estos bichitos en mi entrepierna, literalmente, que había trepado lentamente por la pernera de los espaciosos pantalones de algodón, hasta acabar en semejante parte. Por supuesto lo pagó con su vida, y espero que Pedro me perdone, pero estaba gobernado por el pánico y las dudas que tantos años de prácticas moralmente inaceptables. Ni que decir tiene que no me inyectó su terrorífico veneno.

    Espero que tras años de persecuciones indiscriminadas de hormigas, lombrices, ranas, renacuajos, culebrillas de agua, salamandras, caracoles, babosas, gorriones, golondrinas, sapos, libélulas, arañas, alacranes, peces diminutos, sanguijuelas, ratones, ratas de agua y alguna que otra manada de pulgas por arrimarnos donde no debíamos, me perdonen. Y es que yo, mira, he sido muy de pueblo y a mucha honra, donde volveré casi sin ninguna duda en cuanto tenga oportunidad.

    El artículo de Pedro, y ahora un poco más en serio, nos enseña dos cosas. La primera es que hemos perdido por completo el contacto con la naturaleza, con nuestro soporte vital más básico. La segunda es que en la naturaleza todo ser vivo o inerte, tiene una razón de ser y una posición de extraordinaria importancia en el sistema. Recuerdo cuando una persona altamente desinformada decía públicamente que el agua estaba mejor en el canal de remo (el infame) que en el propio río Manzanares… y se quedó tan ancho. A eso me refiero, si los adultos "cultos" dicen eso ¿qué no dirá un niño que hoy se piensa que los tomates se dan en los árboles o que nunca han visto un vaca a no ser que esté en un juego de la Play Extension?

    El Parque es un entorno natural de proporciones bíblicas, pero de detalles diminutos e infinitamente frágiles. Un pequeño "pueblo" como el que todos los que ya pasamos de treinta hemos tenido y que tanto nos ha dado en nuestro desarrollo físico e intelectual. El Parque es un salvavidas para la urbe de Madrid y si no se salva ahora, nos lo cargaremos para siempre.

    Como homenaje a un gran colaborador del GIPL y persona de bestial inteligencia: La vuelta al "tugurium" es imprescindible en un Madrid analfabetizado, aburrado, ignorante y terco, que no sabe ni donde vive ni si vive su vida o la que le han impuesto desde la administración.

  2. A mí los bichos me dan miedito pero intento no matarlos.
    Hace un par de años me encontré una mantis en el portal de mi casa, cerca del parque de Plata y Castañar. Y otro día encontré en una maceta de esparraguera que tenía en una ventana, en un cuarto piso un insecto palo. Ahí los dejé.
    No mato ni a las moscas, a las arañas las echo a la calle pese a que me aterrorizan completamente. Las cucarachas las echo al wc o la alcantarilla. A las moscas las observo… sólo mato sistemáticamente a los mosquitos, porque su picadura para mí es tremendamente fastidiosa (me salen sarpullidos gigantes y tengo que medicarme).
    No sé cómo llegarían el insecto palo y la mantis a mi casa. ¿Alguien sabe cómo pudo ser si no vuelan?

  3. Las mantis si que vuelan, aunque en desplazamientos cortos. Recordemos que casi todos los insectos tienen alas, incluso algunas hormigas, aunque las pierden pronto.
     Mientras estén allí los insectos, habrá aves insectivoras, que son del agrado de casi toda la gente.
     
     Saludos.

  4. Como veo que el artículo sobre las mantis ha dado lugar a una serie de confesiones sobre nuestro pasado "matabichos", yo también tengo que decir que de pequeño también me he cargado alguna hormiga que otra (si hay algún niño leyendo esto, desde aquí le digo que no lo haga), cosa que evidentemente ya no hago. Muchas gracias, Vicente, por tus comentarios. Me alegra que te haya gustado el artículo.
    Como bien dice Manuel en su comentario, las mantis también tienen alas (como casi todos los insectos, con alguna rara excepción, como los muy desconocidos colémbolos o los pececillos de plata, que viven en el interior de nuestros libros y que quizás habremos visto alguna vez). Estas son bastante duras (coriáceas) y alargadas, que muchas usan para dar pequeños vuelos y otras para intentar asustar a un posible depredador al extenderlas (sobre todo las mantis que viven en zonas tropicales).
    Por tanto, volando podría haber llegado a casa de AAAGGGG. No obstante, hay otra vía por la que acceden a los pisos altos: trepando por la pared. Yo mismo he sido testigo de este hecho en la Sierra de Guadarrama, a donde también me escapo de vez en cuando. Tengo varias fotos de mantis religiosas trepando por la pared de mi casita. Incluso una apareció en mi propia cama (la cogí con cuidado de no pincharme y la devolví a su medio natural). Aprovecho para agradecer a Manuel sus comentarios. Me guardo en mis favoritos la URL de tu blog sobre la Sierra de Guadarrama (he entrado y me ha parecido muy interesante).
    Y sobre los insectos-palo, tan solo decir que los hay con alas y sin ellas, aunque los que las tienen tampoco es que hagan mucho uso de ellas. Si alguno llegó a tu casa, lo más probable es que también lo hiciera escalando, aunque he de decir que tuviste mucha suerte, porque no son fáciles de ver (se les llama también fásmidos, porque aparecen y desaparecen como fantasmas).

  5. Bello animal, impresionante cuando despliega sus irisadas alas, las he visto devorar langostas (saltamontes) mucho más grandes que ellas mismas. Al igual que a las arañas o a las avispas nunca les haría daño, pero a las incordiantes moscas y a las malignas hormigas …. si, malignas y desconcertantes; es impresionante verlas apacentar sus rebaños de pulgones que llegan a secar pequeños árboles, ver que cuando intentas acabar con los pulgones, los recogen y los llevan bajo tierra, cómo buscan los brotes más tiernos y vuelven a sacar los pulgones … lo siento pero ya han acabado con varios de mis frutales, las hormigas …. y las moscas siguen estando bajo mi punto de mira.

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